Castigos físicos y desnutrición. Las niñas, niños y adolescentes son un grupo vulnerable frente a la violencia.
Castigos físicos y desnutrición. Las niñas, niños y adolescentes son un grupo vulnerable frente a la violencia.Foto: Miguel Canales/ EXPRESO

La niñez ecuatoriana vive entre violencia y desnutrición

Maltratos se dan en hogares y escuelas. Se considera normal disciplinar con violencia

Una madre quemó la mano de su hija de siete años en la hornilla de la cocina. La niña recibió ese castigo por comerse un pan con azúcar. Esto ocurrió en Ambato hace dos semanas y aunque podría ser la excepción, no lo es. En Ecuador, los niños, niñas y adolescentes desde sus primeros años experimentan violencia física, psicológica o sexual. 

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ya advirtió, a finales de 2022, que 1 de cada 2 niños menores de cinco años son maltratados física o psicológicamente en sus hogares

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En su último informe sobre la situación de la niñez en Ecuador, la agencia de las Naciones Unidas ha resaltado que “una de las peores formas de violencia a niños, niñas y adolescentes es la violencia sexual”.

Sybel Martínez, directora de Grupo de Rescate Escolar, explica que las causas subyacentes detrás de los maltratos a los menores de edad se originan por las formas de crianza que los ahora adultos experimentaron en la niñez. “Seguimos confundiendo disciplina con maltrato, porque muchos fuimos disciplinados con base en amenazas, gritos o golpes”.

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La psicóloga clínica Catalina Arrobo, miembro de la Fundación Akuanuna, indica que la violencia en los infantes se da “producto de un ejercicio de poder súper desigual”. Es esa disparidad la que deja en una situación de vulnerabilidad a los infantes

“Mientras más pequeños son los niños y niñas, son más dependientes del mundo adulto. Esa dependencia los vuelve más vulnerables y más susceptibles a la violencia”, advierte Martínez.

Pero los infantes no solo enfrentan violencia en sus entornos más cercanos como el hogar o la escuela. También hay desafíos relacionados con la nutrición que los dejan en desventaja. Martínez asegura que un niño o niña con desnutrición crónica infantil (DCI) “tiene retardos en su crecimiento físico, desarrollo motor y en su desarrollo cognitivo”. Esto repercutirá “directamente en la garantía de una vida digna” en la adultez.

La DCI es uno de los mayores problemas de salud pública del Ecuador, pues afecta a 2 de cada 10 menores de dos años y al 17,5 % de menores de cinco años. Si se trata de niños indígenas, la estadística se incrementa, pues afecta a 3 de cada 10 infantes de entre 0 y 2 años.

A pesar de que existen políticas públicas en pro de la niñez, estas se vuelven ‘protecciones de papel’. Para Arrobo, la DCI es un ejemplo de eso. “Los niños no están teniendo un acceso adecuado a sus derechos, a una alimentación oportuna digna... Eso también es una forma de violencia”.

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Mientras que para Martínez, los niños no están siendo el centro de esas acciones gubernamentales. Recuerda también que pese a los pedidos de la sociedad civil, Ecuador, por ejemplo, no ha prohibido de manera expresa el castigo corporal en el hogar.

Las niñas, niños y adolescentes viven en “un mundo adultocéntrico que gira alrededor de las personas adultas, y dejamos de lado las necesidades, deseos y derechos de las niñas y los niños”, sostiene Arrobo.

Martínez añade que si los niños fueran prioridad en el país, los adultos serían no solo “agentes de protección y cuidado, sino buenos modelos de comportamiento, demostrando que es posible resolver problemas sin violencia”. Arrobo coincide con eso: “Nos falta mucho como sociedad, porque es ahí donde está enraizada la violencia”.

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