Mundo

MIGRANTES
Grupo de migrantes intentando atravesar el DariénEFE

Redes sociales, engaño que anima a miles por la selva del Darién

Más de 385 mil personas han cruzado la selva del Darién en lo que va de este año, frente a los 248.000 de todo 2022

Horrible, horrible, repiten muchos migrantes. El paso por la selva del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, no es como imaginaron. Guiados por videos que inundan las redes sociales y el relato de conocidos, la desinformación y el engaño acentúan la crisis migratoria. “¡Fuerza, fuerza!”, anima un hombre mientras guía a un grupo de migrantes a través de la corriente de un río. Cruzan unidos en cadena. Dos niñas lloran, gritan al ser arrastradas por el agua, pero las sostienen en volandas por la muñeca, hasta la otra orilla.

REFUGIO EN EL DARIEN, (10812272)

Bajo Chiquito, un refugio de migrantes

Leer más

No es la primera vez. En muchos puntos los ríos marcan el camino para no perderse a lo largo de la selva, y su serpentear hace que sea inevitable sumergirse. “Hay una señora que tiene diez días tirada allá”, dice un joven que acaba de cruzar el río en la zona de Come Gallina, a la salida de la jungla. Se quedan por el cansancio, deshidratados, o porque resultaron heridos. También sufren ataques de animales salvajes o de criminales.

La venezolana Delia Gómez, de 51 años, se encuentra ya a salvo en lo que los migrantes conocen como “la ONU”, el centro de recepción migratoria de Lajas Blancas instalado por las autoridades panameñas, donde se les da cobijo, atención médica y alimento.

Está sentada bajo una carpa, sudorosa con la mirada perdida. Tiene una rodilla vendada. “Eso es horrible, no se lo recomiendo a nadie, quedé sola. Mis compañeros me dejaron sola, sin comida, sin nada. No recuerdo qué tiempo tuve allí en la selva, de verdad, perdí la noción del tiempo. Vi muchos muertos”, dice.

El primer poblado al que llegan al salir de la selva es Bajo Chiquito, situado a la orilla del río Tuquesa. La venezolana Noelia Rojas sostiene a su hija en brazos en una zona de acampada en Bajo Chiquito. La niña se gira, sonriendo a la cámara. Entonces la madre comienza a relatar su travesía por la selva, “horrible”, y al recordar los muertos la expresión de la pequeña cambia a triste. “Si yo hubiese sabido que ese camino era así, no arriesgaría a mi hija”, reconoce. “Me vine confiada (...) porque no tenía la menor idea de que eso iba a ser así”.

darien

Darién: ¿Dinero o muerte?, el constante dilema en la selva

Leer más

Se informó “en las redes sociales, pero lo que presentan en las redes no es ni la cuarta parte de lo que uno vive en la realidad”. Entonces la niña se acerca al oído de la madre y le cuenta un secreto. “Un niño muerto” en el camino. Está traumatizada, asegura.

Basta con escribir “Darién” en la aplicación de TikTok para asistir a decenas de relatos de migrantes sobre sus andanzas por la selva. Los hay dulcificados, entre risas, como si fuera un paseo de domingo. Otros son más duros, mostrando las trochas de barro, muertos, o gente abandonada en el camino.

¿Buscas más información de este tipo?  INGRESA AQUÍ