Mundo

Musulmanes
Mohamed V de Kelantan y Rihana Oksana Voevodina, en su boda rusa celebrada en Moscú a finales de noviembre de 2018INSTAGRAM

Una fábula del desamor: El exrey y la exmodelo

El divorcio de quien fuera jefe de Estado de Malasia y su esposa, Miss Moscú, continúa sin solución 

Una de las fábulas más conocidas en la tradición malaya es la de Puteri Gunung Ledang. Cuenta la leyenda que, en tiempos del sultán Mansur Sha de Malaca, vivía en el monte Ledang una princesa llamada Puteri. Los rumores acerca de su belleza circulaban por todo el reino y acabaron por llegar a oídos del sultán, que decidió salir en su búsqueda. Hasta ahí, los acontecimientos guardan muchas similitudes con la historia que este año ha sacudido Malasia y ocupado portadas en todo el mundo: la del sultán Mohamed V de Kelantan y la exmodelo rusa Oksana Voevodina. Una pista: ambas historias acaban mal.

Según la tradición, el sultán mandó a un grupo de sus soldados hasta el monte Ledang para pedir la mano de la princesa. Aquí es donde la realidad se separa de la ficción. En el relato de nuestros días, Mohamed V se presentó a sí mismo. “Cuando me dijo que era el rey de Malasia, me lo tomé a broma y le contesté que yo era la reina de Moscú”, recordaba la exmodelo, años más tarde. En cierto modo, lo era: Voevodina acababa de coronarse como Miss Moscú 2015.

Ni siquiera el nacimiento de su primer hijo en común, en mayo, pudo reconducir la situación. La ruptura acabó por hacerse realidad en julio.

Todo llegó por sorpresa. Nadie en Malasia se esperaba que su por entonces Yang di-Pertuan Agong –título que recibe allí el jefe de Estado– contrajera matrimonio sin previo aviso en una ceremonia privada en el extranjero. Menos aún que lo hiciera con una modelo a la que doblaba la edad. Voevodina, con 25 años recién cumplidos, se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Rihana. Aun así, su perfil y su pasado incomodaron desde el principio a una sociedad mayormente musulmana.

La desconfianza se tornó en indignación cuando salieron a la luz imágenes de su participación en un reality show en la que mantenía relaciones sexuales con otro concursante. Los rumores apuntan a que este episodio fue el desencadenante de la abdicación de Mohamed V en enero de 2019, el primer rey en hacerlo desde que Malasia se constituyó como una monarquía parlamentaria y rotatoria.

Malasia
Rihana Oksana Voevodina y el rey de Malasia, en una foto que ella publicó en su Instagram en junioEL PAÍS

Lo que empezó como un rumor quedó confirmado con la aparición de un documento oficial, el cual certificaba que Mohamed V había repudiado a su esposa empleando el método del triple talaq. Según esta costumbre, un hombre solo ha de repetir en tres ocasiones la expresión para obtener el divorcio. El abogado de Mohamed abrió fuego a los pocos días, confirmando el divorcio y poniendo en duda la paternidad del hijo de la pareja.

Con esta maniobra, la casa real buscaba abortar los intentos de negociación por parte de la exmodelo, guarecida con su bebé en su Rusia natal. Según la versión de Palacio, Voevodina había exigido una casa en Londres y otra en Moscú, así como una asignación mensual de 26.000 euros para mantener al hijo en común de la pareja. Mohamed V fue elocuente en su respuesta: “¿Quién se cree que soy, Bill Gates?”.

Quien fuera jefe de Estado de Malasia puso el mes pasado una última oferta sobre la mesa: 225 millones de euros en un fondo fiduciario a nombre del niño a cambio de dos condiciones: la primera, que sea educado como un musulmán suní; la segunda, que nunca trate de ponerse en contacto con él. Voevodina rechazó la oferta.

Según cuenta la leyenda, Puteri respondió al sultán que se casaría con él a cambio de siete regalos:  una pasarela de oro desde Malaca hasta su monte, otra de plata, siete bandejas de corazones de mosquitos, otras siete de corazones de microbios, siete barriles de zumo de nueces de betel, otros siete de lágrimas de vírgenes y, por último, una copa de plata rebosante de sangre de su primogénito. El sultán dilapidó su fortuna y arruinó a su reino en su intento de satisfacer las demandas imposibles de la princesa, sin llegar a lograrlo nunca. El desenlace de esa historia es similar: Mohamed V derrochó la credibilidad de su reino sin llegar a encontrar el amor. La princesa, en su caso, sigue viviendo a las afueras de Moscú.