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La saliente presidenta de la Convención Constitucional de Chile, Elisa Loncon (c), y el vicepresidente Jaime Bassa (d), saludan hoy a la nueva presidenta del ente, María Elisa Quinteros, EFE/ELVIS GONZÁLEZ

La Constituyente chilena ya tiene a su nueva presidenta

En una maratónica jornada, María Elisa Quinteros logró el cargo y reemplaza a Elisa Loncón. La convención redactará la nueva Constitución

La epidemióloga y académica María Elisa Quinteros fue elegida la tarde de ayer por mayoría absoluta, tras una novena ronda de votaciones, como la nueva presidenta del órgano encargado de redactar una nueva Constitución en Chile, que sustituirá a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Con 78 votos de un total de 154, Quinteros sustituye a la académica mapuche Elisa Loncón, cuya elección el pasado 4 de julio se interpretó como un guiño hacia las mujeres y un gesto de reconocimiento hacia los pueblos ancestrales.

“Hace seis meses comenzó una extraña historia para la vida republicana de Chile. Y esa extrañeza, hoy familiar, también se debió a un hecho que anteriormente hubiese parecido inverosímil: una mujer mapuche gobernando una institución que marca los destinos del país”, dijo ayer la lingüista en su discurso de despedida.

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Quinteros se impuso en una votación marcada por la maratoniana jornada de 18 horas de trabajo y que, hasta la madrugada de ayer, aún no lograba una mayoría absoluta que definiera los cargos directivos para los últimos seis meses de funcionamiento del organismo.

Felipe Mena, Beatriz Sánchez, Roberto Celedón y Agustín Squella también aparecieron como opción en el que fue el primer intento de esta nueva sesión del pleno constituyente iniciado a las 15:00 horas, además de la científica Cristina Dorador, quien se perfilaba favorita el día de ayer, o las periodistas Bárbara Rebolledo y Patricia Politzer, que surgieron durante el complejo “puzzle” de votaciones, además de Benito Baranda y Patricio Fernández.

Dorador, quien hasta la 02:00 iba liderando las votaciones, pero retiró su candidatura con el objetivo de “destrabar” el sufragio. “Espero que mi paso al costado sea útil para destrabar este asunto (...). Mi nombre no produjo consenso”, admitió la profesora en la Universidad de Antofagasta, en el norte del país. La microbióloga no confirmó si en la sesión de ayer votaría por quien le seguía en la preferencia de las votaciones, el independiente Benito Baranda, psicólogo y fundador de la ONG América Solidaria, quien no logró tener todo el apoyo.

Durante esta jornada, los 154 convencionales -en su mayoría ciudadanos independientes, sin afiliación a partidos políticos, pero de tendencia progresista- también debían elegir al sucesor del vicepresidente del órgano, el abogado Jaime Bassa.

Tras meses elaborando el reglamento y diseñando las distintas comisiones temáticas, la convención inició el debate de fondo de los artículos constitucionales el pasado 18 de octubre, cuando se cumplían dos años de las graves protestas de 2019.

El proceso constituyente se planteó precisamente como la vía para superar el estallido social, la mayor crisis en los 31 años de democracia chilena, que dejó una treintena de muertos y miles de heridos.

Aunque fue reformada más de 50 veces en democracia, la actual carta magna fue inspirada por los llamados “Chicago Boys”, un grupo de economistas ultraliberales discípulos de Milton Friedman y que fomentaron la privatización de servicios, como el agua, las pensiones y la salud.

Gran parte de la sociedad ve en el proceso constituyente una oportunidad para cambiar el actual rol subsidiario del Estado y garantizar más derechos sociales, una visión que también comparte el presidente electo, Gabriel Boric.

Lo prolongado de la votación se debió tanto a la falta de acuerdos como al sistema manual de elección y conteo que ralentizó aún más el proceso, pues cada convencional tuvo que levantarse en cada ronda para depositar su voto, que fueron contados posteriormente uno a uno por la mesa directiva.

La falta de acuerdo en esa larga primera jornada fue criticada por algunos convencionales, por la incapacidad de alcanzar un consenso para elegir nueva directiva, pero al final se logró lo deseado.