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Un niño indígena observa el río Igara-Paraná, el 26 de enero de 2023, en La Chorrera (Colombia).EFE / Juan Diego López

Colombia: Expedición para conocer la biodiversidad de la Amazonía

Científicos junto a los indígenas colombianos fortalecerán la ciencia

Descubrir nuevas especies e identificar alternativas productivas y sostenibles basadas en la biodiversidad son algunos de los propósitos de una expedición científica que comenzó en la Amazonía colombiana, una región que por años estuvo oculta para la ciencia por el conflicto armado.

La Expedición Bio, Alto Río Igara-Paraná, una iniciativa del Gobierno colombiano a través del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, con la colaboración del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), busca también contribuir a la identificación de especies y a la generación de conocimiento biológico de esta zona del país, en especial del departamento del Amazonas.

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“La Amazonía es una región prioritaria, dada su gran importancia ambiental para Colombia y el mundo”, dijo el ministro de Ciencia y Tecnología, Arturo Luna, quien recordó que su cartera asignó para la expedición cerca de 400 millones de pesos (unos 89.000 dólares).

La presentación de la expedición tuvo lugar en La Chorrera, un territorio indígena situado en el corazón de la selva, que está ubicado cerca del río Igara-Paraná, afluente del Putumayo, en el departamento del Amazonas, fronterizo con Brasil y Perú. En La Chorrera hay una reserva natural habitada principalmente por indígenas uitotos, boras, ocainas y mirañas.

El caserío también es conocido porque a comienzos del siglo XX fue sede de la Casa Arana, una empresa del comerciante peruano Julio César Arana dedicada a la explotación del caucho, que sometió a tratos crueles a los indígenas de la zona que eran forzados a trabajar en régimen de esclavitud.

La historia de la Casa Arana es contada en la novela ‘El sueño del celta’, del nobel peruano Mario Vargas Llosa, a través de las acciones de sir Roger Casement, un irlandés que estuvo al servicio diplomático del Gobierno británico.

Al referirse al aporte de las comunidades indígenas que participan de la expedición que durará varios meses, el ministro Luna explicó que “nadie más que las propias comunidades conocen este territorio (...) incluso más que los propios investigadores”. Además, pueden guiar a los científicos a los lugares en donde están los peces, mamíferos y otras especies con las que ellos han establecido una relación de siglos.

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Todo eso ayudará para conseguir “una información muy valiosa para poder hacer investigación sobre la biodiversidad del país”, dijo el ministro, y valoró que los indígenas se constituyan en eslabón de la conservación de la región de la Amazonía que también busca darse a conocer al mundo.

La directora general del Instituto Sinchi, Luz Marina Mantilla, dijo que además de conocer la oferta de biodiversidad de la región se hará una catalogación de lo que se encuentre en la zona, todo con la ayuda de los lugareños.