Colegas. Galo Salcedo Maridueña y Galo Salcedo Rosales (d) se tomaron con buen humor sus coincidencias.

Las multiples coincidencias de dos tocayos que no se conocian

El día en que se anunció el nombre del nuevo rector encargado de la Universidad de Guayaquil, el 16 de mayo pasado, le llovían al teléfono las llamadas de felicitación de amigos y conocidos. Y a todos tenía que aclararles que no era él, que era otro Ga

El día en que se anunció el nombre del nuevo rector encargado de la Universidad de Guayaquil, el 16 de mayo pasado, le llovían al teléfono las llamadas de felicitación de amigos y conocidos. Y a todos tenía que aclararles que no era él, que era otro Galo Salcedo.

La anécdota la cuenta Galo Salcedo Maridueña, el profesor de la facultad de Ciencias Naturales, refiriéndose al de la facultad de Ciencias para el Desarrollo, Galo Salcedo Rosales.

Sumaba a la confusión que no se trataba solo de un homónimo. Ambos son antiguos catedráticos de la institución, que rebasan los 35 años de labores en la entidad, son investigadores, poseen maestrías y un título de doctorado o PhD.

Al final, esta era solo la más reciente de una serie de múltiples coincidencias en sus vidas que se remontan a la época del colegio, pues resulta que ambos estudiaron en el mismo plantel: el Aguirre Abad.

No, no estudiaron en la misma escuela, aunque lo hicieron en dos establecimientos públicos ubicados a solo cinco cuadras de distancia entre sí.

El motivo es que vivían en el mismo sector: en José de Antepara y Febres Cordero, uno; y en José de Antepara y Luque, el otro. Dada esta razón geográfica, lo que no fue casualidad es que estuvieran ubicados en la misma jurisdicción y recinto para la época de elecciones: la parroquia Sucre y el colegio José Joaquín de Olmedo.

De hecho, ahora que lo recuerdan, en alguna ocasión actuaron como presidentes de mesas de votación contiguas.

Claro, todavía sin conocerse formalmente. Porque a pesar de esas diversas casualidades y de haber ingresado a la Universidad de Guayaquil hace más de tres décadas, recién se conocieron hace un lustro.

Fue, como no podía ser de otra manera, por otra similitud en sus vidas: ambos son catedráticos apasionados por la investigación científica; y como tal, debían presentar sus propuestas y trabajos ante la Dirección de Investigación y Proyectos Académicos (DIPA).

Un día a Galo Salcedo Maridueña lo llamaron de la DIPA para entregarle un documento, pero resultó que no era para él, sino para su tocayo, quien estaba presente y al que recién entonces conoció en persona.

El ahora rector encargado sonríe y también cuenta una anécdota. Recuerda que una vez conversaba con un colega de otra unidad académica y ya tras algún rato de diálogo, este le preguntó “¿y cómo están las cosas por la facultad de Ciencias Naturales?. Tuve que aclararle que yo era el de Ciencias para el Desarrollo”, relata.

Al margen de lo profesional, hay también aspectos similares en lo personal. Por ejemplo, su afición por la comida de mar o su vinculación y afecto por la península de Santa Elena.

Por lo pronto, no piensan jubilarse, por lo que la serie de coincidencias aún tendrá otros capítulos. Y enseguida: al final de la entrevista con EXPRESO, efectuada en el despacho, una secretaria llama la atención del rector para entregarle un documento. “Doctor Salcedo”, dice.

Y ambos miran.