Las mujeres de valor

de mi abuela Sofía heredé su solidaridad humana y el amor a los animales; en obras y no palabras. De mi abuela Enriqueta sus dichos que siempre repito; “cuantos estarán deseando” y “hay niños que ni eso tienen”, si yo objetaba la comida. “Arrieros somos y en el mundo andamos”; si somos amables y serviciales, del que menos esperamos recibimos un favor. “Cualquier trigo es limosna”, para agradecer una dádiva por muy pequeña que sea. “Solo para la muerte no hay remedio” y “más se perdió en la guerra”; optimismo, para no complicarse con los problemas. Mi gratitud a estas valiosas mujeres por la influencia que tienen en mi vida.

Miguel Ulloa Paredes