
Los montuvios prefieren los utensilios de antano
En casa de los Vera, nunca falta la leña, según sus creencias y costumbres el fogón de maderos es el que le da el toque secreto a la comida criolla de los montuvios, “utilizamos las cocinas a gas solo en caso de emergencia”, dice Soraya Vera, quien agr
En casa de los Vera, nunca falta la leña, según sus creencias y costumbres el fogón de maderos es el que le da el toque secreto a la comida criolla de los montuvios, “utilizamos las cocinas a gas solo en caso de emergencia”, dice Soraya Vera, quien agrega que su padre no gusta de platos que no sean preparados en horno de leña.
Son una familia chonera radicada desde hace más de 5 décadas en el recinto Santa Cecilia, provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas, una zona limítrofe con El Carmen, Manabí. Pese a vivir en tierra ‘colorada’ ellos se esmeran en preservar sus costumbres manabitas.
“No me enseño a comer esas comidas en cocina de gas. No es el mismo el sabor, el secreto es la candela”, explicó Soraya, quien asegura que ha hecho la prueba preparando la misma comida, con los mismos ingredientes y definitivamente lo cocinado en el horno de leña sabe más rico.
“Mi papá siempre ha gustado de la comida criolla; su verde asado y maní quebrajado siempre están presentes, su cocina de horno a leña no la deja. Mi mamita me enseñó todas las tradiciones desde pequeña”, cuenta Soraya y recuerda que en su adolescencia ella y el resto de las mujeres de su familia se levantaban a las dos de la madrugada a preparar los alimentos para que lleven los hombres que salían a sus jornales en el campo.
Por su estatura su madre colocaba maderos, como escalerillas, para que sus hijas pudieran hacer las tareas de la cocina. Soraya dijo que está más que agradecida con su madre por haberle inculcado todas las tradiciones que hoy ella transmite a sus hijos.
En el campo, los montuvios no compran pollo de granja, ellos mismos crían gallinas criollas y patos. Consumen entre tres y cuatro animales por semana, generalmente los hacen en caldo y secos. Y cuando llega visita a sus fincas matan siete gallinas, además preparan corviches, empanadas y menestras, entre otros platos.
Ellos sostienen que sus comidas son libres de químicos, pues ellos mismos crían sus animales y tienen su propio huerto familiar, de donde cosechan los vegetales para sus comidas. “Me siento sumamente orgullosa de mis raíces. De mi familia, de mis costumbres. Somos manabitas hasta las patitas”, finalizó Soraya. (F)
El pilado del café
Arman enseres para las tareas en el campo
A don Renato Vera, padre de Soraya, no le gustan las nuevas tecnologías y prefiere hacer las cosas a la antigua. Pila café en su casa con un bunque, luego lo ventea con un abanico elaborado con plumas de aves de corral, para separar la cáscara del fruto.
Muchos de los utensilios de cocina son elaborados por ellos mismos con materiales de la zona, como el mate, con el que hacen fuentes de todo tamaño y todo uso.
Vera ha recopilado una serie de artículos que usaba antiguamente en su pueblo para sus tareas cotidianas, como una sierra manual con la que talaban los árboles antes de la existencia de la sierra motorizada. José María García, quien llegó de Tosagua hace varias décadas a Santa Cecilia, recordó que la vida de antes era más dura. Él utilizaba la sierra manual de joven y no había visto una así desde hace más de dos décadas. Su ‘pana’ Eberito Saltos, de 59 años, dijo que su padre lo llevaba a trabajar con esa herramienta de antaño. “Me tocó aserrar con ellas. Era duro, se sudaba bastante, era como un deporte, ya uno lo sabía”, indicó.