Monopolio de Seguros Sucre

Pongamos orden a la discusión sobre el monopolio de Seguros Sucre en los seguros a entidades estatales.

Primero, lo conceptual: es detestable semejante monopolio. No hay motivo válido para quitar a las aseguradoras privadas su legítimo derecho a competir. El pretexto de que el Estado puede autoasegurarse para no pagar el costo del seguro a empresas privadas es absurdo, pues en lugar de trasladar riesgos los captura para sí (al menos en la parte no reasegurada, si es que en efecto se ha contratado reaseguros...). Hay, eso sí, que evitar que la apertura resucite prácticas corruptas en el sector.

Segundo, lo normativo. Según la antigua Ley General de Seguros (art. 74) “Para la contratación de seguros, todas las instituciones y entidades del sector público se sujetarán a concurso de ofertas entre empresas de seguros constituidas y establecidas legalmente en el país”. Ese artículo no ha sido expresamente derogado. Pero lo fue tácitamente en el régimen Correa, cuando la ley de contratación pública permitió que vía reglamento se exonere de concursos públicos a los contratos del Estado con “empresas cuyo capital suscrito pertenezca, por lo menos en el cincuenta (50 %) por ciento a entidades de derecho público o sus subsidiarias” (art. 2, 8º), como es el caso de Sucre.

Ejerciendo esa facultad, el expresidente Correa dijo en 2009 (en síntesis) que los seguros estatales seguirían el régimen de contratación directa con aseguradoras públicas, o el de licitación si es que no las hubiese (art. 107 del reglamento). Así se consagró el monopolio de Sucre.

No hay que confundirse entonces. El aludido monopolio sigue no porque el secretario de la Presidencia, Eduardo Jurado, hubiese reculado de la instrucción que dio, en junio pasado, de que los seguros estatales se contraten previa licitación, pues legalmente él no podía dar esa orden. El problema en verdad es que el reglamento del expresidente Correa se mantiene vigente.

La solución está entonces en manos del presidente Moreno, solo él puede cambiarlo. No se le dé más vueltas al tema.