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La Mini-Tri paga caro la falta de definicion

La selección ecuatoriana sub-20 perdió ante el representativo italiano y complicó su situación en la gesta ecuménica de Polonia.

Contraste. Andrea Pinamonti (9), atacante de la selección italiana de fútbol sub-20, corre para festejar el único gol del encuentro, mientras que los jugadores ecuatorianos Diego Palacios (3) y Jackson Porozo lucen impotentes.

José Cifuentes no pudo contener las lágrimas. Apenas se concretó la derrota ante Italia por 1-0, en la segunda fecha del Mundial Sub-20, el volante central se lanzó al piso a llorar. Estuvo muy triste. Tanto que Luis Loor tuvo que ingresar al campo para levantarlo y llevarlo hasta el camerino.

Detrás de él, Luis Vallecilla y Leonardo Campana también se fueron llorando. Estuvieron tan deprimidos que nada pudo levantar su ánimo en ese momento, ni siquiera los gritos de los hinchas que se acercaron hasta el pasillo para aplaudirlos y corear “no pasa nada”.

La decepción por esta caída mundialista fue completa. No solo porque quedaron complicados en la tabla de posiciones, sino porque volvieron a cometer errores puntuales que costaron el juego.

Célico tenía analizado a Italia. Él dijo a este Diario un día antes que los europeos apuestan siempre a la segunda jugada dentro del área. Pero ni así pudieron evitarlo. Con esa fórmula llegó el gol rival a los 15 minutos, por intermedio de Andrea Pinamonti.

Hasta ese momento Ecuador había fallado dos claras ocasiones. En ambas hubo una excelente respuesta del golero Alessandro Plizzari. En la primera sacó un remate de Alexander Alvarado y en la segunda logró una salvada muy complicada ante José Cifuentes.

Y después del tanto italiano Ecuador siguió generando. Claro, ya con la ventaja, el rival se encerró mucho más, convirtió la línea de tres en una de cinco y se dedicó a cuidar su arco.

La tarea se complicó mucho más cuando fue expulsado el defensa central Jackson Porozo, a los 41 minutos, por informe del VAR. Fue en un choque con Alessandro Tripaldelli en la mitad de la cancha.

Pero el golpe anímico más grande cayó tres minutos después, cuando Leonardo Campana falló un tiro penal. Lo ejecutó suave, avisado, y el arquero lo atajó sin problemas.

Con diez hombres y abajo en el marcador, Ecuador le apostó al todo o nada en el segundo tiempo. Intentó por todos los costados, sometió al rival y gozó de otro par de ocasiones. Pero el resultado no se movió.

La oportunidad más clara se dio cuando Cifuentes ingresó al área y fue tomado de la camiseta. Alcanzó a rematar, pero débil. El árbitro pidió la revisión en el VAR, sin embargo no concedió un nuevo lanzamiento desde los doce pasos.