Controles. El personal de la Policía Nacional y del Ejército Ecuatoriano realiza operativos en toda la frontera.

Los migrantes se abren paso por la via irregular

Situación. El migrante que no tiene sus papeles en línea no recibe el calificativo de ilegal sino de irregular. La ley da 60 días para normalizar su situación.

Las normas para regular el ingreso de migrantes venezolanos a Ecuador abren el camino a la irregularidad. Varios ciudadanos continuaron, durante el fin de semana, su travesía aún sin tener pasaporte. Ese documento es el requisito impuesto por el Gobierno del presidente Lenín Moreno para el ingreso de personas nacidas en Venezuela.

Aunque la norma está en vigencia desde el sábado 18 de agosto, más de 30 personas, como pudo confirmar este Diario, pasaron a Ecuador sin pasaporte. Lo hacen porque la Policía Nacional no los detiene. Ellos esperan atravesar el territorio nacional para llegar a Perú. Ahí no se necesita, por ahora, pasaporte.

El 25 de agosto, sin embargo, Perú también solicitará pasaporte para venezolanos. Hay urgencia en el andar de los migrantes.

El domingo por la mañana, por ejemplo, un grupo de venezolanos que permaneció en el puente de Rumichaca, en el ingreso de Ecuador desde Colombia, se adentraron a la carretera tras no poder ingresar por la vía legal. No tenían pasaporte.

Por eso prefirieron arriesgarse a seguir su camino sin presentar sus documentos.

Eran cerca de 30 personas que tomaron sus pertenencias, cargaban sus mochilas, cobijas para abrigarse y pocas raciones de comida.

Edwin Ríos fue uno de los que tomó la iniciativa e instó a sus compatriotas a seguir, porque “el tiempo se acaba” para llegar a Perú. Ese era el destino final de quienes decidieron irse.

José Luis Alvarado tomó aire y decidió también cruzar. Caminará hasta “donde me agarre la noche”, dijo a EXPRESO. Sus pies están acostumbrados a caminar y no perdía su ánimo, “nada me va a pasar porque voy con Dios y la Virgen”.

En su natal Venezuela se quedaron sus dos hijas, Jeliany y Orianys, las pequeñas de tres y cinco años, respectivamente, no pudieron despedirse de él. El hombre no tuvo el valor de decirles que no iba a volver.

Unos iban a un paso más acelerado que otros, la ilusión y la esperanza por un futuro mejor los mantenía firmes en su decisión. Sus únicos documentos eran sus cédulas de identidad y la llamada tarjeta andina de migración.

Javier Rodríguez de 22 años va para Puno, en Perú. Sabe que el camino es largo, pero no le importa sortear los peligros a los que tendría que enfrentarse, ya lo hizo en Colombia cuando caminó y se subió en mulas para seguir, comentó con tranquilidad.

Su mayor impulso es “el sufrimiento que está pasando mi familia”, sobre todo su madre Elena. Ella tiene un problema de salud en la matriz del útero y requiere una cirugía. Sin embargo, la falta de dinero impide su intervención.

En Rumichaca estuvo hasta la tarde de ayer. No tenía hora definida para descansar, pero contó que cuando el dolor de pies se vuelve insoportable se acuesta y alza sus piernas, así duerme.

Pese a que la presencia de la Policía Nacional en el puente es permanente, los uniformados no verificaban los documentos de quienes tomaron como opción el seguir caminando porque esa potestad solo la tiene Migración.

Su competencia es, según la teniente Katya Viteri, del comando de la subzona 1 del Carchi, precautelar por los derechos humanos y mantener el orden, explicó.