Sector. Una de las zonas donde se ha detectado a familias en venta de drogas es por las calles 19 y El Oro, donde la policía ha allanado casas.

El microtrafico impulsa el trueque como opcion de pago

400.000 personas viven en el distrito Portete, con una población flotante de 70.000 semanal.

La venta de droga al menudeo en el suroeste de Guayaquil ha llevado a los microtraficantes a poner en práctica un antiguo sistema de pago, especialmente para sus ‘clientes’ de bajos recursos: el trueque.

Un intercambio en los que se ven involucrados no solo familias enteras, sino chamberos, quienes -a decir del coronel Fausto Herrera, jefe del distrito Portete- se han convertido en verdaderos ‘ingenieros sociales’, lo que incide en tres delitos de impacto social: el robo a personas, robo a domicilios y de accesorios de vehículos.

Según estudios de la Policía Comunitaria del sector, en los seis circuitos se ha detectado la presencia de 81 chamberos: Cisne 20, La Chala 6, Salinas 7, Portete 11, Batallón 20 , Suburbio 17. Aunque no se ha determinado que todos acuden al microtraficante para cambiar algún objeto por drogas, si se ha llegado a establecer que consumen estupefacientes.

“Cuando se los encuentra están drogados”, afirma Herrera.

¿Pero cuál es la labor del chambero y su nexo dentro de la cadena del microtráfico? “Él está en una esquina, con el cuento que está recogiendo basura está haciendo ingeniería social, porque sabe qué locales hay en ese lado, las casas que hay, a qué hora abren la farmacia, a que hora salen... él sabe todo lo que pasa en el barrio”, detalla el oficial.

Cuando el chambero observa que una casa está vacía, añade, “se ingenia la manera de ingresar y sustraerse lo que puede sacar fácilmente... lo que roban hacen un cambio con los expendedores y el resto de cosas que no pueden (cambiar) va a ‘Mall del Piso’”, un mercado informal del Cisne 2, donde la Policía ha detectado objetos de ‘dudosa procedencia’.

Y si, por un lado, los chamberos generan un conjunto de delitos para alimentar al microtráfico, otro fenómeno surge en paralelo en el distrito Portete: la venta de droga en familia.

Un negocio que compromete a padre, madre, hijos, sobrinos, nietos, cuñados, primos, tíos.

El pasado sábado, agentes de la Unidad Antinarcóticos de la Zona 8 capturaron a diez personas inmersas en el acopio y venta de heroína para consumo interno. Siete de los aprehendidos eran integrantes de una misma familia: hermanos, primos y cuñados.

Las detenciones se produjeron en las calles El Oro y Samborondón (19), en el sector de La Chala, donde se allanaron diez viviendas. Tres de ellas, intervenidas en otras ocasiones por la venta de sustancias sujetas a fiscalización. Una recóndita zona que termina en un brazo de estero, con callejuelas y pasadizos que conectan a vetustas viviendas ocultas en medio del olor a lodo y basura.

La Policía que recorre el sector explica que existen hasta peleas entre vecinos, dedicados a esa ilícita actividad.

Según el coronel Herrera, muchas familias del sector Portete arman el ‘negocio’ formando a los hijos (especialmente al mayor) para que gerencie la actividad en caso de alguna detención del padre. Y cuando eso ocurre, se dispara la venta para poder pagar al abogado y todos los gastos que implica estar preso.

Eso “atrae más consumo y por ende más robo, todo aumenta”, señala el oficial.

Una situación que compromete los 15 kilómetros cuadrados que cubre el distrito Portete, pero que se concentra en cuatro cuadras. De los 113 detenidos entre enero y mayo, por sustancias sujetas a fiscalización, 90 viven en los sectores identificados por la Policía como: 17, 18, 19 y 20. “Están vendiendo a dos cuadras de su domicilio, en diez segundos están en su casa. Lo mismo se da en el robo a personas”, dice el oficial. De allí que considera, que los inmuebles allanados por venta de drogas deberían también ser incautados.