Microesculturas en Guayaquil

Microesculturas en Guayaquil

La frase “Solamente te haré una entrevista si logras hacer el pesebre más pequeño del mundo” fue el reto que motivó a la colombiana Flor Carvajal Mendoza a convertirse en una estrella de las microesculturas. No solo hizo el pesebre sobre la cabeza de un alfiler, sino que ha diseñado más de 400 obras en miniatura que se exponen en un museo que lleva su nombre, en la ciudad de Bogotá.

“Son pocas las esculturas que superan el milímetro” explica la artista, cuya exposición estará abierta hasta este 17 de septiembre en Riocentro El Dorado, de 9:00 a 21:00. Son tan pequeñas, que para divisarlas es necesario usar una lupa que se encuentra en el lugar.

Pero Carvajal nunca estuvo alejada del arte. Desde los 13 años ya mostraba sus dotes como poeta y declamadora. También incursionó en el teatro y la actuación, pero fue en 1999 que gracias al desafío propuesto por un periodista descubrió su habilidad.

Inició diseñando su pesebre sobre una moneda de un centavo, para ir reduciendo el espacio que tenía como base. Luego, fue una lenteja, un grano de arroz y en la actualidad, ha tallado esculturas hasta sobre una pestaña o un cabello humano.

Según Carvajal, las agujas son los pinceles que utiliza para diseñar. A ello le suma una lupa “como la que usan los relojeros”. Estas son las herramientas de esta artista que se ha dedicado a una rama peculiar de la que existen escasos exponentes femeninos.

La obra más difícil

Entre sus miniesculturas hay obras referentes a dibujos animados, animales, culturas indígenas, pero confiesa que la más difícil para ella, hasta ahora, ha sido la escultura del Papa Francisco. Según Carvajal, la dificultad radica en la precisión que necesitaba para tallar rasgos como la nariz del Sumo Pontífice. “Hay que tener mucho pulso para trabajar” confiesa la artista.