Quien nos marca la agenda

En estrategia política se denomina “marcar la agenda” a poner a los medios de comunicación, adversarios políticos y ciudadanía en general a discutir un tema específico, dejando de lado aquellos que resultan incómodos o comprometedores, para algún actor político y/o para el gobernante de turno. La Práctica de Joseph Goebbels, en su séptimo principio de propaganda Nazi, al manifestar: “...Principio de la renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones”.

La revolución ciudadana practica tal principio, ejemplo: antes de la aprobación de la Constitución de Montecristi nos puso a discutir sobre el derecho de la mujer al goce sexual. Mientras tanto aprobaron un texto constitucional distinto al discutido en primer debate, según declaraciones del Ab. León Roldós. Nos pusieron a discutir sobre el pacto ético, los paraísos fiscales; e instauraron la reelección indefinida sin consultar al pueblo.

Hoy la ciudadanía exige combatir la corrupción, desmontar el sistema de impunidad instaurado por el correato; pero sus afines nos distraen discutiendo sobre la ciudadanía de Assange, luego sobre el caso Restrepo y sobre las declaraciones de Raúl Patiño, quien declaraba “horrorizado” haber visto cómo en el correato se robaban la plata vía sobreprecios en las contrataciones, “sin poder hacer nada” por tener prohibido fiscalizar.

Los corruptos nos marcan la agenda para evitar la presión al fiscal, para que se investigue el “negociado petrolero”, los negociados de la década robada, por aquellos ex y actuales ministros, a los ex o actuales asambleístas y al mismo Correa.

Nos marcan la agenda para que queden en el olvido los asesinatos del general Gabela y de Fausto Valdiviezo, el abuso a los escolares; etc.

El propósito final de los corruptos al propiciar el NO, es mantener su sistema de impunidad intacto, gracias a que dejamos que ellos continúen marcándonos la agenda.