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Las manos de Elizaga de vuelta al rescate

Ayuda. En la urbanización Terranostra (vía a la Costa) se siguen recibiendo todo tipo de donaciones (víveres, bebidas, etcétera).

Recuerdo. A pesar de no alzar un título con Emelec, se metió en el corazón de la hinchada azul desde el 2005 que llegó.

No teman Alexander Domínguez, Esteban Dreer y Máximo Banguera; Marcelo Elizaga arribó al país, pero no para volver a pisar una cancha, lo hizo con la intención de ayudar a los damnificados por el sismo del pasado 16 de abril.

Es sencillo. Hay quienes llegan a lugares de acopio para presumir con una ‘selfie’; los otros que trabajan de corazón, transpiran tanto que no tienen tiempo para eso.

Elizaga es parte de este último grupo. Famoso por su carrera futbolística y respetado por su integridad.

Las mismas manos que le atajaron un penal vital a Carlos Tévez en las eliminatorias del Mundial 2010, en el Atahualpa, están ahora ensuciándose al levantar cajas, agarrando bidones de agua y hasta haciendo carpintería.

Es inevitable pensar en Elizaga y no recordar tal escena de patriotismo, en donde celebró aquella atajada como un gol. Se lo detuvo a su país (Argentina). Pero ese día demostró que era uno más de amarillo, azul y rojo. Pasaron siete años de ese episodio, y ‘Marce’ nunca dejó de ser ecuatoriano.

Constantemente mantiene contacto con amigos de acá y siempre sigue al país. Al enterarse de la catástrofe, no dudó en enviar un mensaje de apoyo. Pero no quedó ahí.

El lunes por la noche, el ex Emelec regresó a Guayaquil, durmió y al levantarse fue a ayudar en el centro de acopio que lidera la hija (Karla Morales) de su amigo Carlos Víctor Morales.

Allí fue uno más. Sin poses ni egos. Él llegó a Ecuador para ayudar, no a ser protagonista. Pero resulta difícil verlo y no recordar sus hitos, ninguno más franco y sincero como el de su gesto de solidaridad.

Jamás se negó a una foto, y peor a mensajes de aliento para que los demás compatriotas lleven donaciones -tras días bajos- a este sitio de recolección.

Las bromas iban y venían en alusión a su carrera futbolística. Cuando le lanzaban fundas u otros elementos sonaba: “arquero”, y él tampoco perdió la oportunidad de reír, felicitar y hasta arengar a los voluntarios.

Su trabajo no terminará en un sitio de acopio, este fue solo el comienzo. El ahora coach de Crossfit (en Argentina es propietario del Crossfit Iron Tigers) estaba gestionando la posibilidad de ir a Manabí y seguir ayudando de una forma más directa. Ganas y fuerzas no le faltan. Hoy, con 44 años, Elizaga vuelve a poner las manos por este, también su país, Ecuador.