Cambio. Walker colaboraba en los eventos de ayuda social cuando jugaba en Miami. Después estuvo del otro lado de la mesa.

Las malas jugadas con el dinero

Sin anillo. La crisis de Walker llegó al punto en que tuvo que vender su anillo de campeón de la NBA en 20 mil dólares.

El río de millones sobre el que navegan muchos deportistas de élite se cobra de vez en cuando algún náufrago. Antoine Walker es un ejemplo palpable de hasta qué punto son capaces de despilfarrar algunos jóvenes.

Walker, de 40 años, se retiró en 2008 después de 14 temporadas en la NBA. Entonces tenía 31 años y había amasado una fortuna de 108 millones de dólares. En 2010 ya se había declarado en bancarrota. Debía 12 millones de dólares y sus activos ascendían a tres.

Al igual que él, otros deportistas acabaron en la ruina por distintas razones, aunque con denominadores comunes: gastos innecesarios, fiestas interminables, apuestas y bebida.

El exboxeador Mike Tyson, los exfutbolistas Paul Gascoigne, Christian Vieri, Garrincha y George Best y hasta medallistas olímpicos han pasado por ese amargo momento.

A escala local también se han dado casos, como Carlos ‘Bacán’ Delgado, quien falleció en extrema pobreza. Moisés Candelario no supo administrar sus ingresos o Segundo Mercado, que lo perdió todo en el feriado bancario.

Walker, por lo menos, no quedará en la ruina completa. No por ahora. La firma financiera Morgan Stanley, a través de su división Global & Sports Entertainment, lo incorporó el mes pasado para que participe en el programa implementado en 40 colegios de primer nivel y 24 equipos profesionales en la NBA y en la NFL. Aportará su experiencia para enseñar a los deportistas cómo presupuestar su dinero, ahorrar a largo plazo, construir y mantener el crédito, invertir de manera inteligente y entender los impuestos. De los 108 millones que ganó, 55 se fueron en impuestos y él no tenía idea. Seguía gastando.

Con su experiencia, les dice a los chicos que “no hay razón para tener casas con habitaciones que no usas, no necesitas 15 relojes, coches, el juego. Deben aprender a decir no. Yo tenía cinco hermanos y muchos amigos. Fui muy generoso”.