Médicos, estudiantes, militares y rescatistas acudieron ayer a las conferencias que dieron los ‘topos’ en diferentes foros de Quito. Algunos médicos y psicólogos que forman parte de esta organización retornan hoy a México. Ellos dejarán varios documentos

Los ‘topos’ mexicanos dan charlas de prevencion

2.000 rescatistas ecuatorianos y extranjeros participaron en las labores de búsqueda.

Los ‘topos’ mexicanos no se han ido. Algunos siguen en Ecuador, luego de participar en el rescate de las personas que quedaron bajo los escombros por el terremoto del 16 de abril, en Manabí.

¿La razón? El trabajo de este grupo tiene tres fases: la primera es auxiliar en la emergencia en las labores de rescate; luego viene la etapa de restablecimiento social, ayudando en temas de logística.

Ahora, cumplen la tercera fase y recorren varias ciudades del país. Dan charlas sobre prevención y las medidas de seguridad recomendadas, fuera de la zona de impacto.

Uno de los ‘topos’ encargado de esta tarea es el mexicano Israel Lagunas. Él estuvo en Manta, Pedernales, Jama y Canoa. Ayer dio una conferencia a decenas de jóvenes, aspirantes a paramédicos, de la Universidad Central, en Quito.

Les contó sobre su experiencia en el país y las medidas que deben tener en cuenta antes, durante y después de un evento natural, con consecuencias catastróficas.

Las charlas son organizadas por el Grupo de Difusión Científica, que tiene sede en México. Los ‘topos’, que estarán en el país hasta el 8 de mayo próximo, no descartan regresar a la denominada zona cero, para realizar esta labor.

Todo lo coordinan con las autoridades locales, que están al frente de la atención de la emergencia.

Este equipo de trabajo incluye, además, a psicólogos que han trabajado en terremotos, huracanes, inundaciones o conflictos armados.

Una de ellas es Lisa Warm Cruz. La experta explicó a EXPRESO que, si bien no se puede prever eventos naturales, es importante estar preparados con planes de acción y capacitación para reducir los impactos de este tipo de situaciones.

“A todos nos da temor si la tierra tiembla. Pero si las personas saben qué hacer, ese momento de desorganización cognitiva se hace más manejable porque saben los pasos a seguir”, contó a este Diario.

Consultada sobre el tiempo que toma a la gente recuperarse psicológicamente de una situación como la que está pasando Manabí y Esmeraldas, ella dice que mucho dependerá de cómo avance la organización física de las ciudades destruidas.

Entre charla y charla, los ‘topos’ se dan tiempo para hablar con los estudiantes y la gente que se acerca para tomarse una foto o simplemente decirles “gracias”.

Como anécdota, Israel dice que le llamó la atención que, pese a tener el mismo idioma, los modismos del lenguaje dificultaron entender a los ecuatorianos en las primeras horas de llegar al territorio afectado.

“La ventaja fue que encontramos a ciudadanos que, pese al temor que sentían, se tomaban el tiempo de explicarnos en detalle las cosas y eso facilitó mucho entendernos”, manifestó a EXPRESO.

En el camino, a este grupo multidisciplinario se han ido sumando profesionales de otras áreas. Uno de ellos, el médico Carlos Cabal, un portovejense, que estudia un posgrado en cirugía ortopédica y traumatología en México.

Él contó a este Diario que apenas se enteró del terremoto se organizó con otros estudiantes ecuatorianos para unirse a las brigadas médicas de ayuda. “La experiencia ha sido una mezcla entre lo doloroso y lo gratificante. Entre mis pacientes, estuvo mi propia abuela que tenía un golpe en el pómulo, hasta vecinos que me vieron crecer”, dijo.