Casco central. En la calle Luis Urdaneta el espacio aéreo aparece bordado de cables. La mayor parte son líneas telefónicas en uso.

‘Tallarines’ que contaminan el cielo urbano

Son contadas las calles donde la saturación de los postes desapareció. Aunque hay normas, empresas de todo tipo generan un caos aéreo.

Puede que en cualquier barrio de la ciudad los temas que preocupen se relacionen con la inseguridad o la irregularidad de ciertos servicios. Sin embargo, cada cierto tiempo, de manera periódica, aparece en los diarios locales la queja de algún ciudadano por aquello que la jerga popular denomina ‘tallarines’, que no son otra cosa que centenares de líneas de cables que cuelgan de los postes en gran parte de las esquinas de una ciudad que tiene 38.000 manzanas.

En abril del 2015 se quejó uno de los vecinos de la avenida Luis Orrantia y Justino Cornejo (Kennedy Norte). También lo hizo alguien de la ciudadela Bellavista (mayo del 2017).

En octubre de ese mismo año, Víctor Arias Palacios, un comerciante de las calles Ayacucho y Los Ríos, envió una carta a EXPRESO donde menciona que “existen diferentes cables que son verdaderos enjambres o ‘tallarines’ que afectan la estética de los negocios y constituyen un peligro para usuarios y clientes” en un sector claramente identificado por la distribución de piezas y de accesorios para automotores.

El talante de estas denuncias se relaciona con la saturación del espacio aéreo cercano, ocupado por líneas de cables de empresas telefónicas, de internet y de televisión pagada que en muchos casos están casi a la altura de las cabezas de los transeúntes.

Este Diario ha recogido parte de estas quejas para revisar el tema. En lo que va de entre el 2014 a la fecha, publicó hasta cuatro grandes reportajes, con sus respectivos seguimientos. El último, en octubre 30, titulado: Cables eléctricos al alcance de la mano, cuya investigación llevó a un equipo de periodistas a un recorrido por 19 sectores donde los cables además de aparecer apilados y enredados en distintos postes, colgaban tan abajo, que hasta se los podía tocar.

No es un problema relacionado con un barrio en específico. Una encuesta realizada el 2013 por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) determinó que en el 3,2 % de los hogares ecuatorianos se evidencia una afectación visual directa por cableados y alambrados.

Todo esto como parte de un problema de contaminación visual del paisaje urbano. Desde antenas de televisión hasta de postes de la señalización vertical de tránsito motorizado.

Ni siquiera en lo que es la zona central -el casco comercial o centro histórico-, mejorada por el programa de regeneración urbana, dejan de aparecer. En la esquina de Córdova y Junín, donde por estos días se terminan trabajos contratados por la fundación Guayaquil Siglo XXI, a medio camino de los polos turísticos de la ciudad -en el ala norte, Las Peñas, la escalinata del cerro Santa Ana y la Zona Rosa; del otro lado, el bulevar 9 de Octubre y el parque Seminario- las líneas de cables que cruzan de Junín a Mendiburu dejan de exhibir aquella imagen de unos fideos que cuelgan de un poste a otro.

En una entrevista con EXPRESO, el alcalde Jaime Nebot Saadi responde. “Quien decidió enterrar los cables en esta ciudad y acabar con los tallarines fui yo. Y lo hicimos a través de la regeneración urbana”.

El administrador de la ciudad se refiere a los cambios urbanísticos llevados a cabo en diferentes sectores de la urbe, que solo en algunos casos incluyen soterramiento (enterramiento de cables por vía subterránea).

El gerente de la Fundación Siglo XXI, Wilfrido Matamoros, lo había explicado a este Diario en abril pasado. No es que cada sitio adonde entran nuevas aceras y bordillos, cambios de poste o adoquines incluyan soterrado. Nebot explica el porqué en una sola frase: “Enterrar cables cuesta mucho dinero”. Matamoros indicó antes, para poder hacer una comparación, que el ocultamiento de los cables es completo, puede ser tan caro como la regeneración del sector intervenido o un valor equivalente al 40 % de la inversión.

El alcalde intenta explicar cuáles son las determinantes para que el Cabildo decida o no enterrar las telarañas. “Cables enterrados hay en sitios populares y en avenidas de mayor significación. En las circunstancias de hoy, no puede haber vivienda popular con cables enterrados, levantaría demasiado los costos para quienes quieran tener una vivienda; pero sí podría serlo con cables ordenados. Hasta ahí estoy de acuerdo”.

El gerente de Guayaquil Siglo XXI había explicado que para que un proceso de regeneración incluya soterramiento, la calle intervenida debe contar con tráfico intenso y un movimiento comercial importante. Es decir, debe ser principal, como lo son el malecón y el bulevar 9 de Octubre.

En otras ocasiones, el Municipio delega la responsabilidad a quienes son los verdaderos protagonistas del tema. Como en agosto de este año, cuando la Dirección de Obras Públicas dio un ultimátum a las empresas que prestan servicios de telecomunicaciones, televisión por cable y transmisión de datos en la avenida José María Egas para realizar el soterramiento de cables.

Lo hizo a través de la ordenanza que regula la instalación de postes y líneas de telecomunicaciones aéreas y subterráneas en Guayaquil, que sanciona a la empresa que instale tendidos aéreos en zonas de canalización subterránea. Esa misma ordenanza permite que la Dirección de Justicia y Vigilancia tome medidas y, a veces, hasta baje los cables, explicó el alcalde a EXPRESO.

Desde el 2015 existe una normativa estatal. La Agencia de Control y Regularización de las Telecomunicaciones emitió la Arcotel-0568 para ordenar todo el cableado aéreo. Por medio de esto, se desarrolla una limpieza que implican 19 sectores.

Hay mucha gente desaprensiva, se queja Nebot. “He tenido severos problemas con eso. Ponen cables como les da la gana. Ha habido sanciones tanto para personas como para empresas. Hemos tenido problema con muchas empresas, incluso públicas, de cable y telefonía privada”.

La Dirección de Justicia y Vigilancia dará un informe estos días sobre el tema, como respuesta al pedido de este medio al vocero del Cabildo, Jorge Rodríguez.

Nebot, que sabe que en la ciudad hay muchos ‘tallarines’ aún, intenta defenderse. “El desorden anterior, el que tiene años, no podemos sancionarlo, porque no conocemos quién lo hizo, pero lo vamos curando con la regeneración”, se consuela, pero aterriza. “Aunque Guayaquil ha hecho mucho por el cableado, aún falta mucho por hacer. Es un ítem que nunca debería faltar en la ciudad”.

Cableado urbano

Los postes sí tienen dueños

De los 324.146 postes instalados en calles y veredas de la ciudad, 174.146 le pertenecen a la CNEL, según le informó a EXPRESO la Unidad de Negocio Guayaquil. El resto, fueron colocados por la CNT. Esta cifra es parcial, otros tantos postes son administrados por el Municipio y la ATM, estos últimos relacionados con el funcionamiento del sistema de semaforización. CNEL cobra un arriendo de poste a las empresas particulares: $ 9. No aplica para la CNT y empresas estatales.

Pregunta a los candidatos de Guayaquil

¿Qué acción asumirá su administración con el problema del desorden del cableado?

Cynthia Viteri - candidata del Partido Social Cristiano

Una de las obras emblemáticas de la administración de Jaime Nebot ha sido la regeneración urbana, teniendo como objetivo la recuperación de los espacios físicos. En Guayaquil, ya se intervinieron varias zonas, con trabajos de canalización subterránea dejando como resultado una hermosa vista de la ciudad. En nuestra Alcaldía, ampliaremos esta labor en más sitios, considerando también que los proyectos de vivienda que se aprueben, incluyan de manera obligatoria la canalización subterránea, a fin de impulsar un desarrollo urbano más inteligente.

Francisco Jiménez - candidato del partido CREO

En la actualidad, el problema de los ‘tallarines’ o ‘telarañas’, formados por la caótica disposición del tendido aéreo, es notorio en todo Guayaquil, ya que el soterramiento de cables solo abarca algunas calles de la ciudad. Nosotros vamos a controlar que se cumpla integralmente con la ordenanza del cableado soterrado, que ya existe, pero con una visión sectorizada. A través de diez unidades municipales independientes se implementará este servicio de manera inclusiva, ejecutiva y cercana. Abarcando así todas las zonas de Guayaquil.

Jimmy Jairala - candidato por Centro Democrático

n Ha hecho falta una articulación del trabajo del Municipio de Guayaquil con las operadoras celulares, de cable, de internet y de su institución anexa que es la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM). Ahora tenemos dos especies de “tallarines”, no solo los de electricidad y redes de telefonía fija.

Hay que reconocer esfuerzos como el desplegado en la parroquia satelital Samborondón (parroquia La Puntilla) donde ya no se ven estos cuadros.

También se puede hacer algo similar en Guayaquil.

Simón Bolívar Rosero - precandidato

Construiremos el tendido de ductos subterráneos de nuevas redes cableadas que den servicio de energía eléctrica, telefónica e internet.

Para ello de inmediato reuniremos a los involucrados: a la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL), a la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), a las empresas privadas y contratistas para juntos buscar las soluciones y retirar todos los cables colocados ilegal y clandestinamente y sancionar a los culpables de acuerdo a la ley. Así el paisaje visual urbanístico de la ciudad podrá ser recuperado.