Ensamble. Treinta y ocho niños y jóvenes conforman la Orquesta Sinfónica del Guasmo. Empezaron a ensayar para el festival a fines del año pasado.

El ‘son’ del Guasmo viaja hasta Colombia

Es la primera vez que un ensamble guayaquileño participa en este festival, pero para Jorge Layana, director de la agrupación, el orgullo llegó por partida doble.

La primera vez que se enamoró, no fue de un chico, sino de un contrabajo. En aquel entonces, Kerly Veloz era una risueña niña de diez años. Llegó hasta la fundación Huancavilca, en el populoso barrio del Guasmo Norte, de la mano de su madre. Solo sabía que estudiaría música, pero hasta ese momento no había visto nunca un instrumento de cerca.

Esa tarde, sin embargo, su vida cambió.

Ella y sus pequeños compañeros los tuvieron todos de frente, como en un enorme bufé, para sostenerlos, acariciarlos y decidir cuál querían aprender. El contrabajo, con su grueso cuerpo de madera, la atrajo desde que lo vio.

Siete años después, sabe que la meta la cumplió con creces. Ahora es parte de la Orquesta Sinfónica Infantojuvenil del Guasmo, agrupación que, desde hoy, representa al país en el Encuentro Binacional de Orquestas, que se desarrolla en San Juan de Pasto, Colombia.

Es la primera vez que un ensamble guayaquileño participa en este festival, pero para Jorge Layana, director de la agrupación, el orgullo llegó por partida doble.

“Recibimos la invitación como un triunfo. No es solo un reconocimiento a la labor que hace la fundación con mucho, mucho esfuerzo desde hace veinte años, sino que es un ejemplo de que el trabajo que hacemos en este sector, que todos los días sale en la prensa y rara vez por cosas buenas, funciona”, expresó.

La Sinfónica fue fundada con el objetivo de combatir la precariedad y la violencia de la zona con música, y sus frutos se expresan en cifras.

Por ella han pasado cerca de 500 niños y jóvenes. El 70 % de ellos se dedica a tiempo completo a la música, y de este grupo de exalumnos han surgido algunos de los actuales docentes de la fundación, así como dos miembros de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil.

El ensamble prepara a su tercera generación de niños y adolescentes que van de los 6 a 17 años. Para este festival, no obstante, el grupo incorporó también a músicos de etapas previas, entre ellos Iván Medina, de 25 años.

“Cuando me pidieron que participara no me pude negar, porque a mí, la música me cambió la vida. Poder compartir con los más pequeños, enseñarles, me permite a mí retribuir un poco de lo que recibí”.

Pasillos, pasacalles y marimba

Aunque entre las melodías que los pequeños estudian está lo clásico, como Mozart y Beethoven, al festival acuden con un repertorio compuesto en su totalidad por música nacional. Para esto, Layana adaptó conocidas composiciones de músicos ecuatorianos como Manuel de Jesús Álvarez, Gerardo Guevara, Carlos Amable Ortiz y Carlos Rubira Infante a partituras para una orquesta. Los pequeños músicos pondrán en escena pasillos, pasacalles, valses y también melodías bailables en las que se incorporan la marimba, el trombón y la percusión. Los ensayos empezaron a fines de 2016.