Tradición. Fabián Orellana recuerda con sus amigos cuando se reunían y jugaban a las canicas en los barrios.

El ‘pepo’, una tradicion que se niega a morir

¡ “Pepo”!, exclamó Fausto Ordóñez, hubiera representado una situación normal en otros tiempos donde la actividad lúdica de los menores era distinta, ahora la rememora un hombre de 45 años que volviendo a su infancia juega a las canicas o “kurupi”.

¡ “Pepo”!, exclamó Fausto Ordóñez, hubiera representado una situación normal en otros tiempos donde la actividad lúdica de los menores era distinta, ahora la rememora un hombre de 45 años que volviendo a su infancia juega a las canicas o “kurupi”.

Ataviado con camisa y corbata, junto con Fabián y Adolfo Idrovo, sus amigos, disfrutó por una media hora del tradicional y ancestral juego de las canicas. “Pepo es el efecto de golpear una bolita a otra, y sobre el piso; tingando, para lanzar las canicas”, dijo Fausto.

“Recuerdo que cuando jugaba en mi barrio de la suelería, lo hacía junto con cuatro amigos; el juego se hace entre dos y más personas, y consiste en ganar canicas cada vez que se da el pepo”, dijo emocionado Fausto. “Volví a ser el niño de aquel entonces, cuando mi bolsillo los llevaba llenos de canicas”, agregó Ordóñez que a reglón seguido emulando sus seis años de edad discutía con los dos jugadores que habían hecho trampa.

Adolfo Parra, investigador de los juegos tradicionales de barrio, señala en una de sus obras, ‘Historia de los Barrios de Cuenca’, que antiguamente el juego era con un fruto de un árbol del mismo nombre, de color negro y en forma esférica. Este árbol se da en la parte costanera del país. Con el paso del tiempo y en los años 65 y 70 aparecieron las bolitas de cristal que se las llamaba “chinas” y eran de varios colores, dejando así de usarse los kurupis.

Los jugadores comenzaron a cambiar las bolitas de colores por las canicas y según el color de las bolitas, era la cantidad de canicas. Así, cinco canicas por una bola negra, seis canicas por una bola amarilla o según el acuerdo de los jugadores.

Se generó en la feria de juegos tradicionales y ancestrales que organizó el Centro de Investigación de Artes y Artesanías Populares, con el fin de mantener las tradiciones ligadas al trabajo de los artesanos hacedores de juguetes.

Alrededor de 15 artesanos presentaron sus creaciones en una Expoferia denominada Tíngale tíngale: Juegos y juguetes artesanales, espacio que busca potenciar estos trabajos. (F)