Ferdinando Castriotti junto a jóvenes Hondureños en las instalaciones de la fundación.

‘Alivio del sufrimiento’, la iniciativa de un sacerdote para ayudar a migrantes hondurenos

El sacerdote Ferdinando Castriotti llegó “por accidente” a Honduras después de pensar que el país centroamericano se encontraba en África y de haberlo seleccionado en una lista de países que le entregaron para elegir donde ir desde su natal Italia.

Después de 7 años en territorio hondureño, este cura de 50 años ha desarrollado varios proyectos que se vinculan directamente con las víctimas de la crisis que sacude ese territorio y que ha obligado la salida de miles de hondureños hacia Estados Unidos en una arriesgada ruta donde muchos mueren o terminan deportados.

Los proyectos de su fundación Alivio del sufrimiento se enfocan en distintos tipos de beneficiarios. Algunos proyectos están dirigidos a los jóvenes deportados en el casco urbano y entre los bosques de El Paraíso, cerca de la frontera con Nicaragua. Con la construcción de la Casa Juan Pablo II consigue albergar a 23 jóvenes en rehabilitación por consumo de drogas.

En la entrada al recinto, grupos de jóvenes dirigidos por voluntarios construyen viviendas para albergar a personas deportadas, quienes reciben apoyo para aprender oficios y recibir capital semilla para emprender proyectos propios.

Por otro lado, dentro de los predios de la fundación se encuentra una cancha de fútbol, donde practican varios grupos de jóvenes de comunidades cercanas; Castriotti espera descubrir nuevos talentos para llevar a Italia.

La iniciativa del sacerdote incluye un proyecto educativo: manda profesores a comunidades extraviadas entre las montañas a dar clases a niños sin acceso a la educación.

Pero la iniciativa insignia de la fundación es un hospital de 10.000 m2 con 200 camas, atendido por ocho médicos generales y una decena de especialistas, quienes llegan cuando hay casos de necesidad en ginecología, pediatría y geriatría, entre otras. Atienden un promedio de 1.300 pacientes al mes.

“Con los proyectos se logran dos cosas: que la gente no salga del país y crear condiciones de reinserción” de los deportados a la sociedad, cuenta el religioso a AFP, quien a futuro, como un nuevo proyecto y con ayuda del Banco Interamericano de desarrollo (BID), espera instalar paneles solares para poder poner computadores que permitan a los estudiantes conectarse a Internet y completar su formación.