
La linea dura de Trump con Cuba aumenta la presion
En los últimos meses, el mundo se ha preguntado si el presidente Trump revertiría los cambios alcanzados en la política hacia Cuba por la Administración Obama.
En los últimos meses, el mundo se ha preguntado si el presidente Trump revertiría los cambios alcanzados en la política hacia Cuba por la Administración Obama. Por lo que Trump firmó este viernes como orden ejecutiva, la respuesta es no. Es lo correcto. Revertir las aperturas de Obama traería conflictos con los aliados, abriría más brechas a los rivales estratégicos de EE. UU., Rusia y China, y enconaría una relación difícil con América Latina. Ningún país en el mundo respalda hoy la política anticubana de bloqueo, considerada ilegal, inmoral y contraproducente.
Al margen de los regalos retóricos que el presidente estadounidense hizo al exilio cubano proembargo, usando a Cuba como pieza de negociación, la Administración no revirtió lo logrado por su antecesora. Se quedan las remesas y viajes ilimitados de cubano-americanos a Cuba, las categorías de licencias generales para viajes de norteamericanos a Cuba, la embajada norteamericana en La Habana y la cubana en Washington, la salida de Cuba de la lista de naciones terroristas del Departamento de Estado, los acuerdos de intercambios en seguridad y aplicación de la ley entre los dos Gobiernos y el fin de la política migratoria especial para cubanos de pies secos y pies mojados.
La altisonante frase de que “los días de la política de Obama hacia Cuba se acabaron” es, en el código de Trump, “una verdad hiperbolizada”; es decir, una media mentira. Tres son las líneas de la nueva ‘política’: 1. Limitaciones a los viajes individuales a Cuba por concepto educativo para la población norteamericana, sin tocar los viajes cubano-americanos que son el grueso de esa actividad. 2. Poner una lista de cambios a hacer por los gobernantes cubanos como precondición para cualquier negociación de Trump con Cuba. 3. Limitaciones al acceso de las empresas bajo control militar en Cuba a las ganancias derivadas de los viajes de norteamericanos.
Según la agencia de calificación de crédito Moody’s, la nueva política del régimen de Estados Unidos en torno a Cuba podría perjudicar el crecimiento económico de la isla, al impactar en el flujo de ingresos.
La firma sostuvo que las medidas de Washington fueron reveladas en momentos en que Cuba afronta desafíos en su balanza de pagos y liquidez por un menor respaldo de su aliado Venezuela.
Para Cuba, las medidas suponen volver a la retórica de la Guerra Fría, lo que perjudicará los intereses no solo de cubanos sino también de los propios estadounidenses, según el canciller cubano Bruno Rodríguez.
El funcionario recordó que con este giro en la política exterior de Washington, Trump no solo ignora el apoyo mayoritario del Congreso de EE. UU. al levantamiento del bloqueo económico a Cuba, sino también el parecer del sector empresarial y, en general, de la opinión pública estadounidense.
Sebastián Arcos, director asociado del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida, dijo que el cambio “no es radical. Son ajustes simbólicos, aunque con un componente práctico, que es el de evitar que el dinero vaya a manos del gobierno”, declaró.
En tanto, la embajada de EE. UU. en La Habana publicó el lunes un texto con las preguntas más frecuentes sobre las medidas. El documento, firmado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE. UU. (OFAC), despeja dudas como la fecha de entrada en vigor de las nuevas disposiciones.
De acuerdo con la OFAC, los cambios específicos en la política estadounidense hacia la isla se implementarán a través de enmiendas a sus Normas de Control de Activos Cubanos, que se emitirán “en los próximos meses”. Además, el texto precisa que no se verán afectadas las remesas familiares a Cuba, ni la venta de pasajes aéreos o por cruceros a ciudadanos estadounidenses.