“No vivamos de las apariencias”

M e gustó un letrero que dice: “no sabía qué ponerme y me puse feliz”. Hay personas que tienen extensos guardarropas pero, a la hora de vestirse, reniegan porque no encuentran qué ponerse a su gusto; amargados, ni se despiden bien de su familia ; se les daña el día y se lo dañan a otros con su enojo.

Otros, a lo mejor solo tienen unas pocas paraditas y se las arreglan como pueden, sin maldecir; con buen humor van optimistas a sus labores. No hay que andar “descachalandrados” como decían los antiguos, pero tampoco vivir pendientes de la ropa, descuidando lo que no se ve, lo espiritual, que es lo más importante.