Estamos conscientes de que uno de los más grandes problemas de nuestro país es la corrupción, que tiene como origen la carencia de valores éticos que los educadores debemos inculcar a los niños desde temprana edad: la justicia, la honradez, la paz “que el mundo no la alcanzará mientras no se vuelva a su divina misericordia” (como dijo Jesús). Hay que dar formación a jóvenes y adultos de todos los estratos sociales. En el hogar leamos la Santa Biblia que es el libro base de nuestra fe para conocer a Jesús, uno de relaciones humanas para conocernos entre hermanos. Actuar con conciencia recta, corazón limpio y buena comunión con Dios es demostrar que tenemos visión para vivir.

Martha Reclat de Ortiz