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No “plurinacional”

Mi particular “cosmovisión” de mí mismo, yo y mi persona, hace que me perciba como Brad Pitt. Me miro al espejo, pero... no lo veo. Trato con Paul Newman y tampoco lo consigo. Es que... no soy ninguno de los dos. Lo mismo pasa con la “plurinacionalidad”. El hecho de que la “cosmovisión” de las 32 comunidades que existen dentro de la nación ecuatoriana las haga “autopercibirse” como naciones, no significa que lo sean. Su realidad productiva “caracterizada por una economía de subsistencia basada en la agricultura minifundista” (INEC, 2001), se encuentra a miles de años luz de la economía de verdaderas naciones. Es que las características de una nación guardan relación con la trascendencia de su cultura y sus ideas. La nación israelita es el mejor ejemplo: pese a haber sido expulsada en la antigüedad por los babilonios y asirios de su territorio, es una nación. Sus avances científicos, médicos y tecnológicos en materia de riego y otros campos son realmente asombrosos. Sin pretender ofenderlos: ¿se acercan la comunidad huaorani o shuar a esta realidad? No es lo que dicen los estudios. Teutones, númidas, vándalos y visigodos se expandieron por Hispania en el siglo V. Pero no hay una nación visigoda. Atila gobernó el mayor imperio Europeo de su tiempo. Y no hay una “nación huna”. El problema está entonces en la imposición constitucional de la “plurinacionalidad” por una minoría del 7 %, al resto del país. Es que si una determinada comunidad se autopercibe como la “nación” dueña del área en la que encuentra el petróleo, luce justo que se crea con derecho a sabotear la explotación petrolera de la nación ecuatoriana (que no es “su” nación) impidiendo el ingreso de 116 millones de dólares y ocasionando daños por otros 48 millones adicionales. Y claro, crear su propio ejército y dictar un “Estado de excepción” en “su” nación. El problema no está entonces, en el plumífero dirigente y sus excesos verbales, sino en la idea de que pueda haber 2 equipos, cuando hay uno solo llamado Ecuador. Pluricultural, multirracial y multiétnico, pero no “plurinacional”. ¡A hacer otra Constitución!