“Mal ejemplo de sistemas que pretenden ser ejemplos de democracia”

Cuando hay una verdadera independencia de poderes en un país, se puede constatar que la actuación de una de las funciones no depende de la voluntad de ninguna de las otras. Los sistemas judiciales de algunos países están demostrando su independencia al llevar adelante procesos contra grandes personalidades, incluyendo expresidentes.

Por el contrario, cuando el sistema judicial está supeditado a cualquiera de los otros poderes, se los ve tomando decisiones que favorecen a dicho poder.

Los sucesos de Venezuela, donde la Corte Suprema de Justicia (o como se llame allá) dicta una resolución para limitar los poderes de una Asamblea elegida por voto popular directo, con el solo afán de fortalecer la posición del presidente frente a esa Asamblea, es una burda intromisión de un poder en otro, deteriorando (más de lo que ya está) la imagen democrática de ese país.

Para cerrar el círculo, el nombramiento de Luiz Inácio Lula da Silva como ministro en Brasil, es claramente una intento de bloquear la acción de la Justicia en sus investigaciones. Mal, muy mal precedente para esos sistemas que pretendieron ser ejemplos de democracia, pero que la corrupción, el afán de poder, y la vanidad personal, desenmascararon ante la opinión pública la verdadera naturaleza de sus personeros.