Quien demuestra que ha acumulado grandes activos es un buen servidor, administrador de sí mismo. Y quienes en el servicio público han escalado posiciones, sin palancas de recomendaciones, para administración de los bienes del servicio público, son buenos administradores públicos.

Bajo este precepto, cuando los asambleístas escojan al vicepresidente de la República, sin objeción alguna, nos daremos cuenta de qué asambleístas tenemos, ya que escogerán de la terna a quien no tenga experiencia en servicio público, o sea, experiencia en la aplicación de las leyes del sector público, salvo la excepción del último de la terna quien sí la tiene, pero de México.

Salvador C. Loffredo Autheman