“No hay tal mesa servida...”

Lenín Moreno habló claro sobre la grave situación económica y financiera del país. Dijo lo que todo el Ecuador sabía, porque para nadie era desconocido que quien llegara al poder en lugar de Correa tendría que afrontar la dura realidad económica y financiera con decisión y llamar al pan, pan, y al vino, vino; y sobre todo, y eso esperamos que haga Moreno, dar los nombres, los apellidos, los “alias”, los parentescos, las funciones que desempeñaron cada uno de los responsables de la incuantificable deuda interna, externa, así como de los grandes negociados y de las millonarias coimas que se entregaron en la época ganada. “No hay tal mesa servida, esa es la pura verdad”. Esta sola frase, que la dijo Moreno, encierra un mentís rotundo a lo expresado por Correa días antes de su viaje a Bélgica, cuando expresó que le dejaba la mesa servida a su sucesor porque todo está bonito... Moreno debe acentuar su “estilo” y no quedarse solamente en frases que sí dicen mucho, pero que no despejan la cruda realidad. Por esta razón debe decirnos el monto verdadero y no el “tapiñado” de la deuda externa e interna. Porque si de algo estamos conscientes es que durante el correísmo se nos engañó en este aspecto, de la misma manera como la señora Kirchner, expresidenta de Argentina, a quien nuestra “sumisa” Asamblea Nacional la condecoró “por sus altísimos merecimientos”, engañó a sus conciudadanos con el mayor de los descaros, hasta que llegó Macri y levantó la alfombra para encontrar la basura.

Moreno debe explicarnos por qué siguen en funciones vinculadas con el manejo de las finanzas nacionales personas designadas por él que tienen que ver, y mucho, con la situación por la que “no hay la tal mesa servida”. Moreno evidencia su afán por descorreisarse. Por eso debe no dejarse vencer por el tiempo y pasar de las palabras a los hechos concretos, que demuestren que cuando le dijo a Correa “hasta siempre Rafael”, no era solo frase protocolaria. Entonces, presidente Moreno: “res non verba”, que no significa que las reses no hablan, sino hechos, no palabras.