“Hay lideres que no vacilan en sacrificar a sus pueblos”

A veces pienso que hoy el ser humano vive en una permanente sensación de derrota; a juzgar por los diversos ambientes desilusionantes y egocéntricos que nos sacan de quicio. El aluvión de enojados es tan fuerte que no hay esquina del mundo donde los moradores muestren un semblante de satisfacción. Todo el mundo parece quejoso, resentido, sin horizontes, con ganas de armarse y de rearmarse para imponer sus doctrinas más populistas, o sea, más interesadas.

Aprovechando este caos de cambio de época, hay líderes que no vacilan en sacrificar al pueblo, a la ciudadanía de la que presumen y aglutinan como encantadores de serpientes, con tal de injertar un futuro tan efímero como inhumano. Sea como fuere, de un tiempo a esta parte, la propaganda y la mentira nos desbordan y la población anda confundida, sin criterio, para poder formarse su distintiva opinión y poder así discernir. No es de recibo regresar a otros tiempos cargados de sufrimiento, deberíamos despertar y propiciar otros entendimientos más de donación que de fortuna. Por desgracia, hay demasiados gobernantes asentados en el poder, no en el servicio, conducidos por la avaricia del beneficio y guiados por una conciencia totalmente corrupta.

El caso del corrupto que, por su endiosado hacer, ya se cree un ganador, no importándole dejar perdedores a su paso, es el prototipo de ferocidad más salvaje que una especie puede desarrollar.

Víctor Corcoba Herrero

España