“No hay decisiones que se puedan tomar sin consultar primero a la capital”
Las estampas de hace unos 60 años de don Evaristo (humorista crítico políticamente) siguen en actualidad: el centralismo, los quikullos y los falsos salvadores de la patria. El art. 1 de la C.R. habla “...y se gobernará de manera descentralizada”, sin embargo, vemos que no se cumple para nada. Los organismos del Estado en todo el territorio no pueden ni mover el teléfono si no pasa por Quito; referente al teléfono es real, las llamadas entran y salen de allá para el resto del país. No hay ninguna decisión que se pueda tomar sin consultar una orden de la capital.
Los automotores de todo el país son remolcados para ser reparados en la dirección nacional de sus organismos, no digamos las decisiones judiciales administrativas (casilleros), libertad de personas (certificado de la Dirección Nacional). Los quikullos son tan ávidos de poder que a la primera dama de la nación la han uniformado, puesto que usaba constantemente variedad de vestidos.
Un Estado centralizado es aquel en que solo el Gobierno central tiene el poder de decisiones políticas, nuestro país no conoce que está en desuso y por desgracia a los políticos no les importa mientras esta casta los deje tranquilos.
Ab. Franklin Lituma Manzo