Editorial | Garantizar el acceso al agua
La escasez o falta de agua potable no puede seguir siendo una realidad que aún hoy afecta a miles de ecuatorianos
La escasez de agua ya no es solo un temor del futuro. Es una realidad que afecta hoy a miles de ecuatorianos. Desde el sur de Quito, donde un deslizamiento de tierra ha dejado sin el servicio a barrios enteros durante diez días, hasta Bahía de Caráquez y Durán, donde las causas varían entre falta de recursos de la autoridad competente y el control de mafias que obstaculizan la puesta en operación de una red de distribución de agua potable, el panorama es preocupante.
El cambio climático impone desafíos crecientes. Las lluvias intensas dañan la infraestructura, mientras que las sequías, como las vividas el año pasado, provocan racionamientos por la falta de energía eléctrica para los sistemas de bombeo. La provisión de agua depende de condiciones que están fuera del control de los ciudadanos, pero que deberían estar consideradas en la planificación de las instituciones del Estado y de las municipalidades, en quienes por ley recae esta responsabilidad.
El derecho al agua no puede seguir siendo un privilegio. Garantizar su acceso de forma continua y segura debe convertirse en una prioridad de los gobiernos nacional y seccionales. Se necesita un plan técnico, integral y preventivo que considere las nuevas condiciones climáticas, y una acción decidida contra la corrupción y la negligencia.