“ Cuesta mucho ser honesto ”

Saliendo del supermercado me percaté de que tenia en el bolsillo un objeto que olvidé cancelar. Retorné y pagué.

Haciendo un análisis objetivo: ¿Quién haría lo mismo? Pensé inmediatamente que la estadística hubiese sido un mínimo porcentaje de personas honestas ante la gigantesca cantidad de seres pocos honestos.

¿Cómo podemos entender que en los mínimos detalles podemos ser honestos y de ahí en las grandes responsabilidades aún más? Uno en mil. ¿Será acaso una exageración? ¿o una realidad? Mi madre me supo decir: uno en mil. Demostremos siempre que somos capaces de ser honestos aunque cueste.

Eduardo E. Jiménez Macías