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“Los contrastes en la cuarta edad”

Hay ancianos de la cuarta edad que, en el ocaso de sus vidas y a pesar de estar abandonados y enfermos, agradecen a Dios por mantenerlos vivos y están confiados que sus últimos años son iluminados por la presencia de Jesús; rejuvenecidos espiritualmente viven en paz, contando alegremente sus buenos recuerdos.

Otros, indiferentes al amor de Dios, reniegan de su situación; aún en las postrimerías de su vida no doblegan su orgullo y prefieren vivir tristes y amargados, sin fe ni esperanza. En lo que nos quede por vivir, suavicemos nuestro corazón y busquemos a Dios antes que sea tarde. (Isaías 55:6).

Miguel Ulloa Paredes