Del “brexit” al futuro

Pasará mucho tiempo antes de que el Reino Unido y Europa asimilen, en plenitud, las implicaciones del “brexit”. Las consecuencias más profundas dependerán de la respuesta de la Unión Europea a la retirada del RU. Jean-Claude Juncker, el arquitecto de los mecanismos de evasión de impuestos corporativos masivos de Luxemburgo y actual presidente de la Comisión Europea, está tomando una línea dura: “Fuera significa fuera”. Él argumenta que para disuadir a otros países que pudiesen querer salir de la UE se debe actuar de manera inflexible, y se debe ofrecer al RU solamente un poco más de lo que ya está garantizado mediante los acuerdos de la OMC. Esa posición ignora una lección enseñada tanto por el voto “brexit” como por las elecciones primarias del Partido Republicano de Estados Unidos: grandes porciones de la población no tienen una vida próspera. La agenda neoliberal de las últimas cuatro décadas puede haber sido buena para el 1 % en la cúspide de la pirámide, pero no lo fue para el resto. A ambos lados del Atlántico, los ciudadanos culpabilizan a los acuerdos comerciales, señalándolos como una de las fuentes de sus males. Las normas de propiedad intelectual, por ejemplo, han aumentado el poder de las farmacéuticas para elevar los precios. Además, cualquier aumento en el poder de mercado de las corporaciones se traduce en una reducción de los salarios reales y el aumento de la desigualdad, que se ha convertido en característica principal de la mayoría de países avanzados. Los efectos de los salarios reales estancados y en descenso se han combinado con los de la austeridad, lo que hace que se ciernan amenazas de recortes de los servicios públicos, de cuyas prestaciones sociales dependen grandes cantidades de trabajadores de medianos y bajos ingresos. Esta incertidumbre económica combinada con la migración, fermentó una pócima tóxica. Occidente contribuyó a muchas de las guerras y opresiones de las que hoy son víctimas los refugiados, especialmente las potencias. Y a pesar de que muchos podrían negarlo, un aumento en la oferta de mano de obra poco cualificada conduce –con curvas de demanda normales con pendientes negativas – a salarios de equilibrio más bajos. Y cuando los salarios no se pueden bajar, el desempleo aumenta. La migración libre dentro de Europa a su vez, hace que los países que han tenido mejor desempeño en reducción del desempleo terminen con una proporción de refugiados superior a la que se consideraría equitativa. Los trabajadores de estos países asumen el costo de los salarios disminuidos y el aumento del desempleo, mientras que los empleadores se benefician de tener mano de obra barata. El resultado de toda esta presión a la baja que se ejerce sobre los salarios y para incrementar los recortes en los servicios públicos ha aniquilado a la clase media. Los políticos que prometieron el cambio no cumplieron con lo esperado. Sin embargo, emitir un voto iracundo no resuelve los problemas. Por eso todos y cada uno de los gobiernos de la UE deben ahora considerar la mejora del bienestar de los ciudadanos de a pie como su objetivo principal.

Project Syndicate