Escucho que 2017 ha sido desastroso en referencia a lo que se ha conocido en Ecuador, dentro de lo cual encontramos despilfarro, latrocinio, fraudes, desastres de tránsito; como también lo increíble y tan tenebroso suscitado con menores en sus escuelas. Si no nos enteramos de estos hechos no podríamos despertar del letargo en que estábamos viviendo, no podemos dejar que nos quiten lo nuestro y los derechos. Debemos desear que busquemos la felicidad aunque nunca la encontremos. Debemos desear que en 2018 encontremos verdaderos líderes que nos lleven al bienestar y que no se aprovechen de lo poco que tenemos.

El año 2017 no fue malo, si valoramos lo que hemos conocido, no por los hechos, sino por la oportunidad que tenemos de escoger buenos guiadores. Es imperdonable que gente investida de autoridades de educación hayan ocultado tal ignominia contra personas indefensas, que hayan protegido a los atracadores. La falta de una educación de conducción es posible con verdaderos instructores, con escuelas especializadas. El latrocinio y el fraude son una lacra que carcome a nuestra sociedad. Con ejemplarizadoras condenas podríamos combatirlos, desde luego con jueces probos, porque estos también nos hacen fraudes al no cumplir con su trabajo y desniegan justicia al demorar los trámites.

Ab. Franklin Lituma Manzo