Ya... se encontraron la forma de garantizar la impunidad a los “peces gordos”. Para salvarlos, los giles se declaran culpables en un proceso abreviado (¿?) y les toca una sentencia de... media hora de prisión. Así sucedió en la venta de los pases de la policía y de esta forma se salvó el verdadero pez gordo. Otra: la semana pasada vimos a Fernando Villavicencio denunciando en Ecuavisa, que “querido Alex” (a quien resulta que ahora, nadie conoce) manejó 200 contratos en la repotenciación de la refinería de Esmeraldas, presupuestada originalmente en 187 millones de dólares y luego convertida por arte de magia en un proyecto de 1.200 millones de dólares, que bien podría llegar a 2.000. Lo insólito: hay un “Estado de excepción” para la refinería, que permite adjudicar a dedo “toititos” los contratos. Y ahí es cuando el subconsciente me dice: “El art. 164 CRE solo permite al presidente decretar el Estado de excepción “en todo el territorio... o parte de él”. Jurídicamente tiene carácter territorial. No es posible decretarlo para una “refinería”. Encima, la esposa del dueño de AZUL, la empresa fiscalizadora, es asesora de la Presidencia de la República. La plena: esto está muy feo “querido Alex”. Mejor es que digas: tampoco conozco a nadie. Fui yo solito. Así puedes salir en unos...45 minutos. Y aquí comienza el show. Muy ágil, “querido tío” detiene a “querido Alex”, pero solo lo indaga por tráfico de influencias (3 a 5 años). Claro, el peculado no prescribe y su pena es de 10 a 13 años. ¡Quespues! ¿Nos siguen viendo la cara? Además del tráfico de influencias, aquí también hay un gigantesco perjuicio al Estado. Y eso se llama peculado. Mejor vuelvo a mi “hobby” favorito, la música. Escucho una vieja melodía de Perales en la que le canta a su novia arrebatada por otro galán y le dice: “Es un ladrón. Se lo ha robado todo”. La frase vuelve a mí en forma recurrente. Y yo no tengo novia. Pero estoy seguro de que no es por asociación de ideas, pues ni he pensado en “querido Alex”, ni en que en este país hay ladrones. Todo el mundo es honrado. Solo hay que decir: no sé. No lo conozco. Y ya está.

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