Juchitan de Zaragoza

El terremoto de magnitud 8,2 de la medianoche del pasado jueves 7 de septiembre se ensañó de manera particular con la población mexicana de Juchitán de Zaragoza, en el sureño estado de Oaxaca, donde dejó más de treinta muertos y decenas de edificios por los suelos, entre ellos el Palacio de Gobierno y el mercado, además de que casi 7.000 de las 14.000 construcciones de la ciudad sufrieron daños.

Juchitán es una ciudad de casi 100.000 habitantes, la mayoría indígena zapoteca (el 80 % de toda la población), y es el principal mercado y referente económico-comercial del área pluricultural del istmo de Tehuantepec. En su estructura social y familiar se fusionan las tradiciones indígenas y una profunda fe católica, aunque los antropólogos y sociólogos se han enfocado en desentrañar las identidades y prácticas sociales que los géneros (mujer, hombre, muxe) despliegan en esta ciudad donde las mujeres (las “tecas”) adoptan una hegemonía y relevancia social particular. De hecho, casi todo el comercio de la ciudad y el sostén económico familiar recae en las mujeres.

¿Quiénes son las muxes? Se denominan así a los hombres que adoptan una identidad femenina, que se visten con el traje tradicional de la mujer juchiteca, -que se compone de huipil bordado, enagua, trenzas en el cabello y joyas de oro-, que actúan como mujeres, tanto en el ámbito familiar como en el público, y que, por tanto, son incorporadas al cerrado círculo de comercio matriarcal de la ciudad.

Luego del impacto del sismo, las mujeres y las muxes, tal como lo han hecho siempre, han emprendido las tareas de recuperación de su ciudad y particularmente de su mercado (espacio femenino y muxe), tal como lo afirmaba a la agencia Reuters Margarita López, empleada doméstica de 56 años: “Sí, contamos con el marido. No le dejamos atrás, pero el valor lo tenemos más nosotras. Tomamos la decisión más que ellos”, mientras los vecinos asentían, o Martha Toledo, quien lo explicaba: “La mujer es la que destaca acá, tanto en trabajo, en inteligencia”. Así ha sido siempre y así será nuevamente.