Park Shin Hye, actriz.

Los jovenes ecuatorianos aman el k-drama

Los dramas asiáticos han conquistado adeptos en el país popularizando su cultura y arte. EXPRESIONES conversó con varias fans que hacen de todo por sus ídolos.

Puede parecer extraño que un pueblo latinoamericano como el nuestro se sienta identificado con historias tan lejanas como las coreanas, pero está sucediendo.

Los llamados k-dramas son un formato de producciones televisivas que ha conseguido un gran número de adeptos alrededor del mundo. En el 2009 Ecuavisa transmitió por primera vez el drama Escalera al cielo (2003), la serie que probablemente sea las más icónica alrededor del mundo.

Pero gracias a Internet este fenómeno se ha apoderado del gusto de los jóvenes locales, quienes ven vía streaming la transmisión de estas historias. EXPRESIONES conoció a tres de ellas: Daniela Mite (17), Isabel Aguilar (40) y Cinthya Anamise (23), mujeres de diferentes edades y realidades que han encontrado en estos personajes surcoreanos una identificación que no sienten por las latinas.

“A mí me gustaron los dramas porque rescataban la amistad y otros valores que en la televisión latina ya no hay. Ahora todos son sicarios o fuertes escenas de sexo”, comentó Isabel. Aseguró que se volvió su afición cuando encontró refugio en ellos. “En el 2009 empecé a ver Chicos antes de las flores, pero en el 2011, cuando estaba triste, pasando por el luto de mi mami y andaba sin empleo me enganché”.

El formato que presentan también es más sencillo de seguir, explicó Daniela. Específicamente porque son más cortos y con temas más amplios que las novelas de la región sudamericana. “Duran entre 16 y 24 capítulos y hay policiales, de médicos, de suspenso, de romance y comedia”.

Para ella no solo son un entretenimiento, han influenciado mucho en su vida. Gracias a Blood, un drama de suspenso e historias médicas, quiere ser médico al finalizar el colegio. También está estudiando coreano en la iglesia Evangelio pleno.

En el caso de Cinthya, egresada de Marketing en la Universidad de Guayaquil, encuentra un gran modelo a seguir como producto de estos melodramas. “Son súper producciones, quizá no tan caras como las de Hollywood, pero están sumamente cuidadas en ropa, escenografía, además de lo que quieren presentar de sus culturas”.

Todas llegaron a la conclusión que aunque son historias en su mayoría tiernas se evidencian diferencias con nuestra sociedad, como los matrimonios arreglados, la obediencia a los padres o el machismo. “Me encantan los chicos asiáticos, pero a veces me cuesta entender estos enlaces, pero así piensan ellos” explicó Daniela.

Aunque actualmente Teleamazonas transmite novelas de Corea, ellas prefieren hacerlo vía Internet. Aplicaciones y páginas web como Drama Fever o Viki son actualizadas diariamente con los últimos episodios.

Su expansión al mundo

Corea del Sur considera a sus producciones una vitrina para exponer su cultura y demás atractivos como país al mundo, esto debido a la gran aceptación que comenzaron a tener estas series a partir de la década de 1990.

Aunque este formato inició en 1960, fueron treinta años después cuando las televisoras profesionalizaron aún más el formato y comenzó a ganar adeptos en Asia y que con ayuda del Internet se expandió por el mundo. A este fenómeno se lo llamó Hallyu (Ola coreana). Otras situaciones que impulsaron este interés fueron los eventos deportivos de Los Juegos Olímpicos de Seúl (1988) y la Copa Mundial de Fútbol (2002) que hicieron evolucionar la marca país.

En el 2012, la embajada surcoreana en conjunto con unos jóvenes que estaban interesados en el K-pop y los dramas, decidieron organizar el primer festival llamado Hallyu Fest que se llevó a cabo en el Palacio de Cristal de Guayaquil. “En estos eventos la embajada no solo muestra lo moderno, sino también lo tradicional con todo el público. Fue una locura. Este evento se ha realizado durante todos estos años”, explicó Josabeth Carchi, representante de Hallyu Ecuador.

Este interés también se ve reflejado en el comercio local, en donde se han abierto en los últimos cinco años varios locales de comida o de souvenirs como Hallyu Store. Uno de los restaurantes es Son Ga (La casa de la familia Son), un restaurante que este febrero cumple 3 años y que gran parte de su clientela son seguidores de la televisión coreana. Su propietaria, Young Min Son, explicó que los jóvenes se acercan al local para experimentar esta cultura. “Tenemos un target familiar, pero vienen más mujeres que hombres. La mayoría por el genuino cariño que sienten por el K-pop y los K-dramas. El Ramen es uno de los platos que más piden, pero que también quieren probar el soju, un licor que se ve en las novelas”.