Y el jefe

la situación era insostenible, no había otra opción para la Fiscalía que encerrar a XX1, aunque sea por asociación para delinquir, cuando lo que debieron hacer era acusarlo por los delitos de lavado de activos, enriquecimiento ilícito, testaferrismo, peculado, cohecho.

Unos cuantos avivatos, más discretos que otros, siguieron en los mismos departamentos y no se compraron “las casotas”, pues para eso están los testaferros a quienes les pusieron a su nombre o de sus compañías, los activos de origen ilícito. Es indignante ver cómo en los últimos 10 años, algunos funcionarios públicos y sus relacionados incrementaron sus patrimonios de manera tan inexplicable y significativa, que hasta casas en Miami compraron. ¿Ya congelaron las cuentas y bienes de los testaferros? La Fiscalía debería mediante un comunicado público solicitar que quienes tengan “notitia criminis” sobre los activos escondidos o camuflados, se acerquen a la Fiscalía a colaborar con la justicia. Tengo certeza de que se sorprenderán con la cantidad de información que recibirán al respecto.

En cuanto a los responsables de estos execrables delitos, no se trata de que “aquí me voy un tiempito a la cárcel”, para que luego se llenen la boca con la cantaleta de que sufrieron el escarnio público de estar detenidos de manera injusta y entonces, tomando el papel de víctimas, pretendan sacar réditos sobre esto. No podemos caer en este juego. XX1 está metido hasta la coronilla y se debe completar las acusaciones lo antes posible, incorporando los delitos que corresponden. Debemos estar muy atentos con los procesos judiciales para que luego no nos vengan con sorpresas, entregando sentencias absurdas en estos casos. Prohibido olvidar quién era el jefe máximo de todos los involucrados en estos procesos. Recordemos que decían que “nada pasaba ni se movía si el jefe no daba su venia”. Ya lo mencionaba en un artículo anterior, hasta ahora en este tablero de ajedrez han caído peones, alfiles, caballos y la reina; nos falta el rey. Esperemos sea cuestión de tiempo para alcanzarlo con un jaque mate fulminante.