Familia. Con su esposa, Mery Pilay, el conductor Jaime Chango procreó cinco hijos. Viven en Monte Sinaí.

Jaime Chango, libre a medias

EXPRESO contó su historia en septiembre, un mes antes de que regrese a casa. Jaime Chango es el conductor que no huyó del lugar el día en que la joven Lady Freire murió tras caer de un articulado de la Metrovía en la Domingo Comín, el 9 de junio.

EXPRESO contó su historia en septiembre, un mes antes de que regrese a casa. Jaime Chango es el conductor que no huyó del lugar el día en que la joven Lady Freire murió tras caer de un articulado de la Metrovía en la Domingo Comín, el 9 de junio.

En la investigación se determinó que fue un desperfecto el que hizo que la puerta se abra y se llegó a un acuerdo con los padres de Lady. Jaime quedó detenido ese día y luego de cuatro meses fue sentenciado a un año de pena privativa de libertad por muerte culposa.

Su abogado, Francisco Moreira, logró la suspensión condicional de la sentencia. Jaime está en casa con su esposa, Mery Pilay, y sus cinco hijos, pero dentro de las obligaciones que debe cumplir tras esta resolución consta la prohibición de ejercer su oficio durante seis meses, una sanción monetaria de cuatro salarios básicos unificados y la presentación ante la autoridad una vez al mes.

Jaime no huyó. Él no consta en las estadísticas que el presidente Rafael Correa expuso el pasado 12 de noviembre, cuando anunció que, en lo que va del año, se han presentado 22.593 siniestros, con un total de 8.325 conductores prófugos.

Los directivos de Metroquil, el consorcio involucrado en el caso, le recomendaron en reuniones anteriores “no cometer ninguna imprudencia tratando de huir en caso de una emergencia”, pues lo respaldarían hasta el final.

Son políticas. El respaldo al trabajador es en toda instancia. Así lo asegura el gerente de operaciones de Metroquil, Ernesto Santos, que confirma que aún el puesto de Jaime Chango lo espera. “Si el juez ha dicho que no puede conducir seis meses, lo respetaremos y le delegaremos otras responsabilidades. Le estamos pagando su sueldo”.

Aunque el consorcio le facilitó a un abogado, Jaime contrató a su propio legista, Moreira. Si Jaime incumple la disposición del juez y maneja un articulado u otro vehículo, puede ser sentenciado a tres años.

Recuerda esa noche con claridad. Escucha aún las voces de algunos pasajeros exhortándolo a abandonar el lugar: “Tú no tienes la culpa, flaco”. Jaime se bajó. Vio a Lady arrollada por la mitad y llamó al 911. “Yo sabía que era inocente. Por eso me quedé allí”.

Silencio en la mesa. Su esposa cuida de sus hijos mientras él da la entrevista. Los ojos se humedecen. Se quiebra.

Llora como un niño. Han pasado cinco meses del accidente y él aún no lo supera. ¿Por qué? Pese a que el delito culposo no lo hace responsable intencional, Jaime no olvida lo peor de ese 9 de junio, la muerte de Lady.

“Quiero aprovechar esta entrevista y decirle a los padres de la chica que no fue mi culpa, que fue una falla técnica, no humana, que no he podido superar esto. Me siento mal. No lo soporto”. Solloza.

Huir es ‘lo normal’

“No siempre hay respaldo”

El pasado 12 de noviembre, el presidente Rafael Correa comunicó que ante el alto índice de choferes prófugos en accidentes de tránsito se va a proceder con una reforma legal, con el fin de que se endurezcan las penas para los infractores que a más de provocar un accidente huyen del lugar.

No hay una reforma aún en el tema, dice el abogado Francisco Moreira, que lleva el caso de Jaime Chango.

Él cree que los choferes huyen por desconocimiento de la ley. Algunas cooperativas y empresas de transporte capacitan a sus conductores y les advierten de las sanciones que agravarían la falta si deciden irse de la zona.

Lo que es cierto también, es que algunas empresas “no siempre respaldan a sus choferes. “Sino que buscan que el nombre de la compañía salga limpio”.

De 22.593 accidentes este año, 8.325 conductores se han fugado del sitio.