La Internacional Iliberal

Durante su primera década al mando de la Unión Soviética, Stalin respaldó la idea de “socialismo en un solo país”, es decir que hasta que las condiciones estuvieran dadas, el socialismo debía limitarse a la URSS. Cuando el primer ministro húngaro Viktor Orbán declaró en julio de 2014 su intención de crear una “democracia iliberal”, casi todos creyeron que hablaba de “iliberalismo en un solo país”. Ahora, Orbán y Jarosław Kaczynski (líder en Polonia del partido gobernante Ley y Justicia, y titiritero del Gobierno sin ocupar cargo alguno), han proclamado una contrarrevolución, cuyo objetivo es convertir la Unión Europea en un proyecto iliberal. Tras una jornada en Krynica, que se presenta a sí misma como un Davos regional, y en la que se designó a Orbán “Hombre del Año”, Kaczynski y Orbán anunciaron su intención de liderar a cien millones de europeos en el intento de rehacer la UE según un modelo nacionalista/religioso. Uno se imagina a Václav Havel (otrora receptor del mismo galardón) revolcándose en la tumba ante el anuncio. Y la ex primera ministra ucraniana Yuliya Tymoshenko (otra galardonada) debe estar muy alarmada: su país está siendo asolado por la Rusia de Putin, patriarca del iliberalismo y modelo de rol para Kaczynski Orbán. Ambos buscan aprovechar la oportunidad presentada por el “brexit” en el Reino Unido, que demostró que en la UE actual, el modo discursivo preferido de los demócratas iliberales (la mentira y la calumnia) puede ser política y profesionalmente redituable. La combinación de sus respectivas habilidades puede convertir al par Orbán/ Kaczynski en una amenaza peor de lo que muchos europeos querrían creer. El aporte de Orbán a la sociedad mutua es su variante “pragmática” de populismo. Alineó su partido Fidesz con el Partido Popular Europeo, lo que lo mantiene formalmente dentro de la ortodoxia política y convierte a la canciller alemana Ángela Merkel en aliada y protectora política (no obstante el iliberalismo de su modo de gobierno). Kaczynski eligió aliar a Paz y Justicia con la marginal Alianza de los Conservadores y Reformistas Europeos y se pelea casi todo el tiempo con Alemania y la Comisión Europea. Su aporte a la alianza es un mesianismo surgido de la historia de Polonia: la idea de que es una nación elegida, con una misión especial asignada por Dios, prueba de lo cual es la trágica historia del país. Levantamientos, guerras, particiones: las cosas en las que debe pensar un polaco cada día. A pesar de que sus motivos para abrazar el iliberalismo son diferentes, Kaczynski y Orbán coinciden en su significado práctico: la creación de una nueva cultura nacional. Los medios financiados por el Estado dejan de ser públicos, para pasar a ser “nacionales”. Los concursos de la administración pública se eliminan y se llenan las dependencias estatales de leales y mercenarios del partido. El sistema educativo se convierte en un vehículo para fomentar la identificación con un pasado glorioso y trágico. La financiación pública de emprendimientos culturales es solo para aquellos que exalten a la nación. La cuestión para Europa ahora es si el matrimonio del populismo mesiánico y el oportunista se extenderá por toda la UE o quedará confinado en Europa central. El expresidente francés Nicolás Sarkozy, con la mirada puesta en volver al poder en 2017, ya está adoptando parte del vocabulario y las posturas del eje Kaczynski/Orbán. ¿Se les sumarán otros?

Project Syndicate