El interes nacional ante todo

La política exterior es un tema de suma delicadeza en la conducción de un Estado. Llevarla a cabo de manera conveniente significa posponer cualquier adhesión ideológica, y cualquier simpatía personal, ante los intereses de la nación. Estos constituyen el referente fundamental para que un presidente de la República ejerza, de manera seria y apropiada, la representación de su respectiva sociedad.

Varios países de América Latina afrontan situaciones difíciles, producto de gestiones gubernamentales controvertidas. En ellos se operan cambios, a partir de la sustitución de sus mandos o de la sucesión presidencial. El estado en que han quedado esos países ha forzado a los nuevos mandatarios a tomar medidas drásticas, tanto para reorientar las economías que se desenvuelven en escenarios deplorables debido a las desatinadas gestiones precedentes, como para recuperar los fundamentos institucionales en lo político y jurídico, y poner en claro las responsabilidades en la administración de los recursos públicos.

Ante esas circunstancias es menester proceder con sumo cuidado, a fin de que no se alteren los nexos internacionales y se mantengan las condiciones que hacen factible el funcionamiento de nuestra economía, y la necesaria cohesión entre naciones de similares características frente a las más grandes y poderosas.

La realidad mundial actual exige, por sobre todas las cosas, seriedad, equilibrio y pragmatismo. Seriedad, a fin de no confundir los objetivos nacionales con las retóricas momentáneas; equilibrio, para comprender que cualquier planteamiento equivocado podría conducir a dificultades que devendrían en efectos nocivos para nuestro rol como país en los diversos ámbitos; y pragmatismo, para asentar la imagen de Ecuador en la fortaleza y el reconocimiento que devienen de la convicción y decisión para que opere la unidad regional y se haga posible la irrenunciable integración.

Lo expresado nos lleva a plantearnos si es o no conveniente que nuestro país condecore a una expresidente, la reciba con honores, y la ubique en la galería de la heroicidad, pese a que su gestión está siendo seriamente cuestionada, no solo por una opinión pública creciente, sino por la acción de una justicia que encuentra múltiples razones fundamentadas para inculpar y sancionar un núcleo de poder que ha sido rechazado en las urnas.