Controles. A la entrada, salida y recesos, los estudiantes están vigilados. Padres y maestros apoyan la tarea.

La inseguridad normaliza una vigilancia educativa extrema

Los planteles han adoptado medidas inimaginables hace 15 años. Hay desde cámaras de seguridad hasta patrullajes internos de padres y maestros.

El microtráfico de drogas, el uso de armas, asaltos, bullying, abuso sexual, entre otros problemas que se han presentado en los últimos años en los planteles educativos del país han obligado a las autoridades y padres de familia a tomar medidas de seguridad extremas, que hace 15 años eran inimaginables.

Estas medidas van desde la colocación de cámaras de vigilancia dentro y fuera de los colegios, hasta la conformación de brigadas de apoyo de padres y docentes que patrullan durante el ingreso, salida y receso de los estudiantes; así como la implementación de grupos de Whatsaap entre autoridades y representantes y el uso del botón de pánico para estar conectados con la Policía, en caso de alguna emergencia.

Desde hace 15 años, aproximadamente, se vive una psicosis colectiva de protección en los centros educativos, “cuyas acciones no dejan de ser circunstanciales ya que en el fondo no se ha hecho nada para que el niño o joven se eduque y prepare para que sea capaz -con normas claras- de prevenir cualquier tipo de confrontación”, según dicen los expertos en el área educativa.

Diario EXPRESO visitó algunos colegios de la ciudad, en donde pudo observar cuáles son esas medias de vigilancia extrema que existen.

Brigadas de padres.

1. Son grupos de representantes que se unen al control de la seguridad de los alumnos. Usan camisetas con logotipos y credenciales que los acredita como ‘Brigada de apoyo’. Elizabeth Villalva, por ejemplo, presidenta del comité de padres de familia del colegio 9 de Octubre, pertenece a este grupo, y al igual que su hijo, pasa seis horas en el plantel ubicado en el sur de la ciudad. Mientras el menor está en clases ella, junto a otros padres, hace rondas en los baños y se ubica en varios sitios para detectar alguna novedad. La tarea se extiende a los exteriores, donde vigila que no haya venta de drogas y que los chicos no se queden merodeando en las calles, al término de la jornada escolar. Cualquier anomalía la reporta al Departamento de Consejería Estudiantil (DECE) para que activen los protocolos.

Apoyo del maestro.

2.Todos los planteles cuentan con un ‘Plan de contingencia docente’. Los maestros se turnan, según un calendario elaborado cada mes, para controlar la disciplina. Durante los recreos se colocan en lugares estratégicos (baños, pasillos, exteriores de las aulas, etc.) para cuidar la disciplina y la integridad de los estudiantes. Igual tarea realizan durante la entrada y salida de los escolares. “El colegio se ha convertido en un lugar seguro para los chicos”, señala Édison Zúñiga, rector del colegio Francisco de Orellana.

Cámaras de vigilancia.

3. El número varía en cada institución, lo que no cambia es la ubicación. Están en las puertas de ingresos, en patios y cerca de las aulas y los baños. Este último lugar es considerado como el más inseguro, porque allí se presentan muchos de los problemas que violentan la integridad (bullying, acoso y violencia sexual) de los estudiantes, según un informe de la Unicef. Los controles están en las oficinas de los inspectores generales que son los encargados de su monitoreo constante y de dar aviso al DECE y a la Policía en caso de ser necesario.

Botón de pánico.

4.Está activado en los teléfonos celulares de los directivos y docentes, padres de familia. En caso de emergencia emite la señal que alerta a la Unidad de Vigilancia Comunitaria cercana (UVC) sobre lo que está ocurriendo en el centro educativo. “Hemos tenido la respuesta inmediata de la Policía, cuyos miembros actúan de forma oportuna para brindar la tranquilidad que todos necesitamos”, señala Sandra Alvarado, madre de familia del colegio Eloy Alfaro.

Grupos de whatsaap.

5.Hay grupos creados solo entre padres de familia; entre representantes y maestros; entre docentes y directivos; y otros en donde todos están incluidos. “La idea es estar en contacto siempre y cuando alguien tenga alguna novedad que reportar. Nos sentimos tranquilos al saber que estamos al tanto de lo que ocurre con nuestros hijos y con la entidad”, dice Debbie Parra, madre de familia.

Concertinas.

6.Esos alambres con puntas filudas están ubicados sobre las paredes del 80 % de los planteles fiscales, para evitar robos en su infraestructura y fuga de los estudiantes en horas de clases.

Vendedores seguros

7. Están en los exteriores de los colegios. Usan camisetas que los identifican y su tarea es evitar que se expenda sustancias ilícitas.