Actualidad

Se inicia un nuevo gobierno

Grande fue el esfuerzo por consolidar su independencia realizado por el actual Ecuador. Su concreción, un 24 de mayo de 1822, fue herencia directa del 9 de Octubre de 1820. Las revoluciones no son una fecha, son un proceso.

En efecto, una vez lograda la independencia de Guayaquil, Olmedo decide organizar la División Protectora de Quito que, luego de diversos combates culmina su esfuerzo libertario en Pichincha, con la colaboración de patriotas de todo el continente americano e incluso de Europa, bajo la conducción del venezolano Sucre y el peruano-boliviano Santa Cruz.

El patrimonio histórico heredado entonces no debe ser olvidado nunca y, por eso, el Ecuador conmemora la fecha de hoy con actos trascendentes, tal cual la realización de las sesiones de investidura de sus nuevos presidentes.

La mayor lección de ese pasado heroico es que solo fue posible consolidarlo con una gran unidad de ámbito continental y, por tanto, es obligatorio seguir trabajando para volver a lograrla, partiendo de la convicción de que el nuevo gobierno recibe un país dividido, sumergido además en diversas crisis que únicamente podrán superarse con el esfuerzo de todos.

Parece estar claro por la experiencia continental que nuevas amenazas acechan a la República, entre ellas el crecimiento en el territorio nacional de actividades delincuenciales de distinta naturaleza, especialmente las dedicadas al tráfico de estupefacientes, situación agravada por una gran corrupción en las esferas político-administrativas, dado que propicia todo género de violaciones de la ley.

En ese clima, sin querer remarcar las zonas oscuras, una buena señal en pro de la unidad nacional podría brindarse por parte del gobierno que hoy se inicia, concediendo amnistía a los perseguidos políticos, algunos de ellos presos o enjuiciados precisamente por haberse atrevido a evidenciar casos de corrupción, que incluso las organizaciones de control han evidenciado como tales.

Sin negar el escepticismo imperante, es innegable que existen sectores donde se mantiene la esperanza de mejores días y es general la voluntad de contribuir a ello. Ahora mismo, de distintos sectores, no afines al oficial, han surgido sugerencias de medidas que sería conveniente tomar.

Cabe aprovecharlo volviendo al diálogo como instrumento para la acción.