Con más frecuencia notamos y percibimos cambios climáticos en nuestro entorno. Las etapas invernales en el pasado se manifestaban con fuertes precipitaciones pluviales y la época lluviosa se prolongaba hasta 6 meses, seguida por la etapa de verano, con clima fresco, agradable, y mantenía una importante humedad relativa en los suelos; albarradas y embalses se mantenían llenos para proveer agua a las explotaciones agropecuarias y ganaderas. Ahora el clima es cambiante, olas de frío o de calor, etapas invernales con sequías produciendo pérdidas en la actividad agropecuaria, causadas por la agresiva explotación industrial de los países del primer mundo con sus emanaciones de CO2 y la expansión de las fronteras agrícolas en nuestro país por la necedad de producir más alimentos y por la inducción de transnacionales y utilización de agroquímicos; hicieron que miles de hectáreas sean deforestadas con explotación agropecuaria intensiva. La OMS determinó que el IVU debe de ser de 9m2 por habitante; según INEC 95 % de los municipios del país no cumplen con este índice. El verde urbano desarrolla funciones de recreación y bienestar psicofísico, produce efectos que ayudan a eliminar contaminantes gaseosos, reducir el ruido, enriquecer la biodiversidad y proteger el suelo. Los municipios deben contemplar la creación y conservación de áreas verdes para mejorar la calidad ambiental del territorio y recuperar especies forestales en extinción.

Pedro Jijón Ochoa