El ignoto e insólito Guayaquil

El ignoto e insolito Guayaquil

El mundo urbano. Tres momentos de una ciudad intensa y llena de matices. Historias poco conocidas que se tejen en los 344 kilómetros cuadrados de una ciudad de 482 años.

La avenida Isidro Ayora es un punto estratégico para el tránsito que circula hacia y desde el norte de la ciudad. El movimiento vehicular motiva la concentración de negocios de comidas preparadas, como asaderos y cangrejales, especialmente a la altura de la Gabriel Roldós.

Para comensales y pasajeros pasa desapercibido la presencia de un coliseo de lucha libre que funciona entre los locales de la manzana 259 de la ciudadela Sauces 6. El escenario, denominado Agresivos Inc., ocupa la terraza de la villa 1, diagonal a pollos El Encanto.

En un espacio de 170 metros cuadrados se acondicionó la platea con capacidad para 100 espectadores, un ring de 6 x 6 metros y un camerino para los protagonistas de la jornada.

Son las 18:00 y basta pararse en la vereda del inmueble de tres pisos para escuchar el ruido proveniente del entrenamiento que se realiza entre la lona y cuerdas.

Allí también funciona una academia de la disciplina, hasta donde acuden personas de todas las edades, inclusive mujeres, interesados en las secuencias de los movimientos que se practican.

Cada mes se programan enfrentamientos. La afición se va identificando con los personajes, entre ellos Maximus Destroyer, Ryder, Temperamento, Nitro, Santana, Johnny Hip, Salvador, Tigre Guerrero y Pantera. Mientras entre las mujeres se destaca Rosmery.

El pequeño escenario permite que los espectadores estén cerca a los luchadores. Cada pelea es un espectáculo, donde no pasan desapercibidas las imprudencias del Licenciado David Morales, quien funge como representante de los rudos, mientras las secuencias de las peleas las comenta José Suárez.

Uno de los últimos debutantes es Óscar Orozco, quien el 24 de junio último se enfrentó a Santana. Perdió la pelea y sufrió varios golpes. Pero eso fue lo de menos para el joven, para él era más importante presentarse ante el público.

Maximus Destroyer y Cristian Narea son la cabeza de Agresivos Inc, proyecto que se concretó en octubre del 2016.

La academia tiene al momento 15 alumnos, de los cuales tres son mujeres.

El presidente de la Asociación de Luchadores Profesionales del Ecuador, Ivole Zurita, aplaude la iniciativa de la academia en mantener viva esta disciplina, en donde se combina el deporte y el arte.

“La lucha libre aleja de vicios y motiva a pensar por un futuro profesional”, expresó Zurita, quien en la década de los 70 y 80 peleó bajo el seudónimo de Goliat. Actualmente es el Registrador de la Propiedad de Guayaquil.

La ciudad guarda otros sitios, como una plaza rodeo y una finca ganadera.

Los montuvios de Monte Sinaí

En las cifras del último censo poblacional se asegura que en Monte Sinaí residen 19.447 personas. El 60 % son montuvios. Es por eso que en el 2008 Luis Vinces, el dueño de una microempresa en el lugar, decidió aventurarse en un proyecto de rescate de las tradiciones de ese segmento cultural.

Los primeros que se le ocurrió fue montar un coso y convocar a sus vecinos. “Por donde quiera que levantes la vista hay montuvios”, dice Vinces, quien por cerca de ocho años destinó 20.000 metros cuadrados de un terreno ubicado al pie de la calle que parte en dos ese nuevo Guayaquil que crece en las laderas de enormes cerros y estrechos valles.

Llegaban de todos lados de ese mundo periférico de la ciudad y también delegaciones de los sectores rurales de la provincia.

Sin embargo, aquella historia terminó de manera repentina, cuando el terreno fue expropiado. Hace poco, una parte de este espacio le fue devuelto a su propietario, quien se encuentra preparando una nueva edición del rodeo montuvio de Monte Sinaí, un lugar que en el 2010 fue bautizado como la Capital Montuvia de Guayaquil. Pero esta vez, con un objetivo mayor: unir a todo ese segmento multicultural que vive ahí.

Una finca lechera en el perímetro urbano

Los buses de la línea 70 estacionan en las cercanías y el que hace poco se inaugurara el colegio Réplica 28 de Mayo a un par de kilómetro de donde cada día Cristóbal Morán Soriano ordeña a 15 de sus 100 animales (ganado), determinan que el mundo urbano no está lejos.

Él nació en Los Zocales, la pequeña finca de 36 hectáreas que alguna vez tuvo 436 ha. “Mi abuelo compró la hacienda y desde entonces seguimos aquí. Hubo 10 intentos de invadirnos”, dice el único hombre de los Morán Soriano, el resto, mujeres (tres).

El padre de la casa murió hace 30 años, casualmente tras caer baleado en una emboscada que le prepararon los traficantes de tierra del sector.

En Los Zocales se producen cada día 40 litros de leche y una 15 libras de queso que el mismo Cristóbal sale a comercializarla a lomo de mula por el sector de La Ladrillera, Voluntad de Dios, Trinidad de Dios, Monte Sinaí.

Con lo que genera esa venta viven las cinco familias que habitan la finca. De vez en cuando también venden una vaca o un toro. En los corrales hay 100 ovejas, cuya carne las comercializan a las tercenas de los alrededores.

Los habitantes de este mundo rural en la periferia de Guayaquil saben que tarde o temprano la ciudad tocará a sus puertas.

“Nos estamos preparando para eso. He conversado con personas que me dicen que lo haga turístico. Vamos a ver cómo lo hacemos”, dice Cristóbal, quien mientras eso suceda, seguirá en esa rutina que desde siempre ha mantenido en este espacio habitado por animales domésticos y cultivos de plantas.

“A las cinco, ya estamos ordeñando las vacas y las sacamos a pastar a todo el ganado por los cerros y laderas”, dice.

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