
La huelga contra Temer no paro a Brasil
Brasil vivió ayer una jornada de huelga general, la primera en veinte años, que impactó en el transporte público pero no logró paralizar el país, tal como pretendían los sindicatos que convocaron la protesta contra las reformas del Gobierno de Michel T
Brasil vivió ayer una jornada de huelga general, la primera en veinte años, que impactó en el transporte público pero no logró paralizar el país, tal como pretendían los sindicatos que convocaron la protesta contra las reformas del Gobierno de Michel Temer.
Las centrales cifraron el seguimiento en cerca de 40 millones de trabajadores, alrededor de un 45 % de la fuerza laboral, mientras que, para el Gobierno, la convocatoria fue un “fracaso” con una adhesión “insignificante”, aseguró el ministro de Justicia, Osmar Serraglio.
La huelga fue la respuesta de los sindicatos a las reformas del Gobierno de Temer, que ha aplicado un severo ajuste fiscal, y tramita cambios sustantivos en la legislación laboral y en el sistema de pensiones, en un contexto de recesión económica y de aumento del desempleo, que ayer batió un nuevo récord.
La protesta se sintió, con distinta intensidad, en todo el país debido a la adhesión de los sindicatos del transporte, aunque en la mayor parte de las 27 capitales de Brasil se desarrolló sin incidentes mayores.
La jornada comenzó con la actuación de piquetes y la instalación de barricadas para cortar las vías de acceso a las principales ciudades y obstaculizar el funcionamiento del transporte público y de servicios generales, como los bancos.
Sao Paulo, la mayor ciudad del país, su corazón financiero y también el fortín de las mayores centrales obreras, fue la capital que más acusó la protesta, que terminó con 16 detenidos por su participación en destrozos de mobiliario urbano.
Unos 60.000 montadores de la industria automovilística se sumaron a la huelga, que detuvo la producción de autos, según el sindicato de Metalúrgicos del ABC, el cinturón industrial de Sao Paulo.
En Río de Janeiro la adhesión del transporte fue menor, aunque afectó a la circulación de autobuses, y el paro se siguió también en sectores como educación y banca, con el cierre del 37,5 % de las oficinas bancarias.