Del huasipungo al Tahuantinsuyo

El protagonismo de los indígenas en el intento de derrocar el gobierno de Moreno ha sido notable, y no menos notoria la estridencia retórica de sus dirigentes, que adoptaron el discurso de dueños del país frente a un presidente que aceptó los insultos, improperios y denuestos con la cabeza gacha. Han mostrado las fracturas que, más allá de la diversidad, hacen del Ecuador a ratos un país peligrosamente artificial, con una endeble democracia y un Estado disfuncional.

Los líderes indígenas demostraron ser buenos para insultar, pero exhiben una exquisita sensibilidad ante cualquier reclamo, recurriendo al estribillo desgastado de ser víctimas del racismo. Las imágenes muestran la violencia que desataron, la destrucción nihilista de Quito, la tala y quema de árboles centenarios por quienes se presentan como amantes de la naturaleza. Se oyeron las ampulosas declaraciones de ser los dueños del petróleo y de querer tener ejército propio. Ha sido evidenciada la vida confortable, los patrimonios importantes y el no pago de impuestos por parte de los líderes. Pueden tales manifestaciones llenar de emoción a sus seguidores y compensarlos psicológicamente, pero han taponado la comunicación que debe existir entre los diversos grupos que componen la sociedad.

Lo que se escucha en materia económica, susurrada a su oído por un agente provocador correísta, evidencia una insondable ignorancia de principios básicos del desarrollo; están repletos de prejuicios y desaforados intentos por crear una narrativa inexistente. Mantener un discurso atávico respecto de los combustibles subsidiados con plata ajena causa que los más vulnerables no puedan aspirar a mejores días. Pelean por una focalización que es impracticable y, al insistir en ella, desechan opciones de acción para beneficiar a los más necesitados. Si su modelo económico es más impuestos, burocracia, centralismo, controles, abuso de poder, corrupción, regionalismo, desdolarización y en volver a apearse del mundo civilizado recibirán el rechazo de la inmensa mayoría que aspira a vivir en libertad para ser, pensar y hacer, y no a estar sometidos al socialismo más depredador que grupo alguno haya concebido.

Dejen de echarle la culpa de todo al FMI y a cuanto cuco han creado para simplificar la realidad. No confundan causa con consecuencia, pues no fueron los extranjeros los que crearon la condición de pobreza sino gobiernos afines a la ideología de Uds. que han tenido los mayores ingresos jamás imaginados, ingresos que los malbarataron cuando no se los robaron. Es paradójico, o tal vez no lo es, que pretendan tomarse el poder por asalto junto a quien les mostró desprecio y los persiguió con saña. Hay entre los indígenas el suficiente talento para ser proactivos y trabajar por los suyos, ¡háganlo!

Tienen su espacio pero nadie les rendirá pleitesía. Han hecho avances importantes en su condición y tienen el derecho a progresar. Importante es haber terminado con el huasipungo, pero sepan que el Tahuantinsuyo no regresará. Este es Ecuador y dejen de hablar de ser nacionalidades aparte, de ser poder decidor o pretender gobernar sin ganar una elección: a menos que quieran crear las condiciones para que termine la historia común.