El hormigón sigue reinando

El hormigon sigue reinando

Luego del sismo del 16 de abril, que dejó 673 víctimas mortales y 6.600 edificaciones destruidas, muchos ingenieros y sismólogos han salido a recomendar una construcción diferente, más liviana. “Dejemos de pensar en edificios pesados, con esos bloques y enlucidos que le ponen, eso atrae más fuerza sísmica”, exhorta Walter Mera, un ingeniero calculista que urge pensar en edificar, por ejemplo, con placas de fibrocemento o yeso. Y no faltan los arquitectos que están volviendo la vista a las viviendas de nuestros antepasados, basadas en caña, madera y barro. Es indudable aquí que, con el terremoto, quien también pudo salir afectado fue el prestigio del hormigón.

En momentos en que hasta las estructuras de metal están buscando ganar un mayor espacio en el Ecuador ¿el hormigón podría quedar como una opción más y ya no como la primera alternativa para edificar? Sus defensores aseguran que este sigue vigente en la obra pública y privada de toda índole, y que lo que están haciendo ahora los constructores es tomar medidas ante futuros sacudones de tierra. Una de ellas, es elevar su resistencia.

Pedro Andrade, ingeniero civil estructurista, catedrático de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Guayaquil, favorece el uso del concreto armado, pero con una variante: en lugar de reforzarlo interiormente con armaduras de barras de hierro o acero, utilizar también pequeñas fibras de carbono. “Son como las vinchas que utilizan las mujeres para el pelo, con ellas elevamos la resistencia del material”.

Siete meses después de la tragedia que enlutó a Manabí y Esmeraldas, en muchas obras se observan nuevos métodos constructivos, pero también técnicas más conservadoras. Lo dice Juan Francisco Lascano, ingeniero mecánico y empresario en la rama de servicios y materiales para la construcción. Precisa que se está recurriendo mucho al muro portante, una estructura muy pesada que posee función estructural; es decir, soportan otros elementos estructurales del edificio, como arcos, vigas o viguetas de forjados o de la cubierta.

Se han incrementado las resistencias: si anteriormente a una casa se le ponía hormigón de 180 kilogramos por cm 2, hoy se le pone de 210 kg; y si una casa o muro se hacía con un concreto de 240 kg, hoy lo hacen con uno de 280, explica Lascano, quien subraya que incluso hay constructores que “están sobredimensionando el cálculo estructural”.

Otros técnicos opinan que cada obra o tipo de obra tiene su metodología constructiva. Por ejemplo, si se trata de una vivienda de una planta hay muchas formas de innovar, pero si es el caso de inmuebles de altura, es necesario tener una mayor ingeniería para buscar las soluciones costo-eficiencia.

Rafael Pezo, máster en Ciencias, con un doctorado en Ingeniería Civil y Tráfico, admite que si algo malo tiene el hormigón, es su baja tensión, por lo que él se dedica a pretensarlo.

“Yo templo el cable, fundo el hormigón, hago las pruebas en el laboratorio hasta que adquiera la resistencia, corto el cable estirado y, al hacerlo, el cable que está dentro de la pieza se quiere regresar, pero como está el hormigón no puede, y entonces comprimo el hormigón y tengo todo en compresión- explica Pezo-, y por eso tenemos este tipo de pilotes en el distribuidor de la av. Benjamín Rosales, en el puente de la av. Casuarina, en las terminales terrestres, pasos peatonales...”