Es hora de reaccionar

Las glorias deportivas tienen un efecto mágico en la sociedad. Solo ellas logran que los ecuatorianos olvidemos nuestras diferencias, bajo una misma bandera y con un solo objetivo para demostrar que es verdad, que sí se puede defender un proyecto de país. Es lamentable que la alegría nos dure tan poco y los escándalos de corrupción nos borren la sonrisa. Sin embargo, es precisamente eso lo que no nos convoca, tal vez porque estamos acostumbrados a que las irregularidades de Estado sean el pan de cada día, sin que los implicados reciban el debido castigo.

Es evidente que un tema de la magnitud del supuesto uso del dinero destinado para el terremoto en Manabí y Esmeraldas en campañas políticas no conmueve a nadie. Al parecer, ni las fuerzas vivas lo están tanto como para indignarse por este abuso y salir a las calles a exigir explicaciones sobre el paradero de esos recursos. Las investigaciones deben ser contundentes y realizarse con diligencia para evitar que los responsables se victimicen y se declaren perseguidos políticos, mientras dilatan los procesos en las cortes. No se puede dar tregua en un asunto tan delicado que debe indignar, no solo a las víctimas que lo perdieron todo, sino a la clase política nacional, que se la pasa lanzando bombas de profundidad a lo que no le favorece. Es hora de reaccionar.